Silvia Pinal
9 de agosto de 2023
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Perteneciente a una generación posterior a la de María Félix y Dolores del Río, Silvia Pinal representa una larga época dentro de la cinematografía mexicana.
Como celebridad al fin, su nombre y ficha biográfica pueden hallarse en las enciclopedias, que no siempre están de acuerdo respecto al año de su nacimiento, porque en ocasiones se fija el de 1930 y en otras 1931 o 1932. Cualquiera sea el correcto, lo inobjetable es que a sus condiciones para la actuación, sumó una belleza cautivante. Muy joven inició su carrera en el cine, con la cinta Bamba, de 1948, a la que siguió El pecado de Laura. También se le asocia con los grandes actores cómicos del cine mexicano, pues aparece junto a Cantinflas (Mario Moreno) en El portero, y junto a Tin Tan (Germán Valdés) en El rey del barrio y La marca del zorrillo.
El gran éxito de Silvia Pinal, el que le da reconocimiento consagratorio como actriz, sobreviene con la película Un extraño en la escalera. La filmación de esta cinta la trae a Cuba en los meses de marzo y abril de 1954, donde se ruedan algunas escenas, aunque sucede que la mayor publicidad se centra en la figura masculina, nada menos que Arturo de Córdova, actor popularísimo en Hispanoamérica.
Aquella primera visita —a la cual, no obstante, el semanario Bohemia consagra varias páginas de un fotorreportaje en que Silvia despliega toda su belleza— se diluye en medio de intenso trabajo.
Después llegarán otros filmes para Silvia: Desnúdate Lucrecia, de 1957, Las locuras de Bárbara (1958), Pubis angelical (1958), Charleston (1960), Maribel y la extraña familia (1961)… Tres filmes bajo la dirección de Luis Buñuel son decisivos en su carrera internacional: Viridiana, de 1961, que gana en el Festival de Cine de Cannes; El ángel exterminador, de 1962, y Simón del desierto, de 1965.
De aquellas fechas se citan además Estrategia matrimonial (1966), Arma de dos filos (1967, dirigida por Sam Fuller), Divinas palabras (1976)…
Por segunda vez en La Habana, Silvia Pinal es ahora no solo la actriz, también la empresaria que invitada por la empresa comercial CONTEX, de Cuba, llega con su oferta de productos en provechoso intercambio de intereses y novedades.
Representante de los cosméticos Jenesse, permanece tres días en La Habana de finales de mayo de 1987, conversando de negocios. Se interesa por los productos derivados de la placenta, utilizados para el tratamiento de la piel y los cabellos; también recorre nuevos y viejos lugares de una ciudad que debe resultarle abundante en nostalgias al cabo de 33 años de ausencia
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