Show Room
25 de abril de 2013
|La Compañía Danza Abierta festeja 25 años de trabajo. Para el jolgorio ha regresado a escena con Show Room, una coreografía de Susana Pous que recibió el Premio Villanueva de la Crítica en el año 2012.
Show Room propone una mirada a las interioridades de un cabaret, es decir, a los entretelones de la escena. ¿Qué sucede tras el telón mientras el show se representa? ¿Qué hay tras el oropel y las lentejuelas? Así transcurre la obra, entre la representación y la no representación.
En un constante juego entre la apariencia y la realidad, entre el ser y el aparentar, entre el personaje construido para ser representado y el ser humano que le presta su cuerpo y su voz, sus emociones y sus aspiraciones, se desarrolla esta pieza que subió al escenario de la sala Raquel Revuelta.
Al elegir el cabaret como el espacio donde desarrollar el conflicto, la coreógrafa le añade una gran carga simbólica a la representación, porque el cabaret es el lugar adonde acuden los espectadores a disfrutar escuchando música y viendo el show. De ahí que contar los conflictos de los bailarines, los protagonistas, genere expectativas.
Un biombo se convierte en frontera entre la “realidad” y la ficción, entre el escenario y los entretelones. En un principio las escenas del cabaret y las bambalinas se suceden, pero llega un momento en que los conflictos acontecidos en los entretelones ocupan mayor tiempo.
Durante las escenas primeras el conflicto desata el interés, ese contrapunteo entre la representación y la vida de los bailarines es muy sugerente: bailan, se aman, se odian, se reflejan celos profesionales, se revelan mediocridades e incompetencia, afloran las rivalidades. Y luego hay que olvidar las rencillas para salir a escena como si la vida toda fuera tan solo felicidad y paz. Pero llega un momento en que, por reiterado, aburre. El conflicto se torna estático, porque no gana intensidad. Las escenas donde se despliega el lenguaje danzario más contemporáneo son las más relevantes de la obra, ahí los bailarines muestran su talento y expresividad, porque las escenas de cabaret no alcanzan el vuelo de las anteriores.
Maylin Castillo ratifica que es, sigue siendo, una de nuestras grandes intérpretes. Ella es el puente entre la etapa fundacional de la Compañía y esta etapa de trabajo. Su versatilidad y sus dotes interpretativas les permiten ser uno de los puntales del montaje. El resto del elenco le acompaña con acierto pero sin alcanzar la altura a que nos tiene acostumbrado Danza Abierta. La música de X Alfonso recrea temas my conocidos con sonoridades contemporáneas, a tono con el espíritu de la obra. El vestuario es sencillo, pero lo hubiera preferido más imaginativo, sobre todo en las escenas de cabaret.
El más reciente montaje de Susana Pous no satisfizo mis expectativas, siempre atentas cuando se trata de Danza Abierta, agrupación que ha hecho del lenguaje danzario una vía para revelar facetas de nuestra contemporaneidad. Pero Show Room deja abierta la posibilidad de dialogar sobre asuntos que atañen a los seres humanos, y eso me hace feliz porque no suelen estrenarse coreografías con las que valga la pena dialogar. Y he aquí Susana y su tropa proponen una idea que sugiera otras ideas en los espectadores, entre los que me incluyo. El show comienza y el ser humano que lo interpreta debe subir a escena, a pesar de los dolores, o en plena campaña de felicidad.
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