Sergio “Pipián” Martínez, rey de las carreteras cubanas
8 de enero de 2016
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Amanece y comienza el día de trabajo para los campesinos del poblado conocido como Pipián, en el municipio habanero de Madruga. Entre tantos hombres resalta la imagen de un muchacho de apenas 11 años, Sergio Martínez. No ha podido asistir a la escuela porque la vida está muy dura y tiene que trabajar en la caña para ayudar a su familia. Es 1954.
Hasta los 18 años Sergio tuvo que mantener esa rutina: de la cama al campo, del campo a la cama. Todo comenzó a cambiar para Sergio el día en que, con sus ahorros de varios meses, se compró una vieja bicicleta. Sobre ella recorría diariamente los 20 kilómetros que separaban a su casa del nuevo trabajo, en un central azucarero.
La afición por el pedaleo constante se fue incrementando y cuando en octubre de 1961 Sergio escuchó la convocatoria para participar en una vuelta ciclística a su provincia, no lo pensó dos veces y se inscribió. El deporte en Cuba vivía momentos de renovación y el ciclismo, desaparecido por completo del panorama competitivo cubano, no escapaba a la atención del nuevo gobierno.
Sergio ganó con facilidad su primera competencia y esto le valió para ser llamado a representar a su país en los IX Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Kingston, Jamaica, en 1962.
El guajiro de Pipián, el cortador de caña, iba a montarse en un avión y a competir por su país. En Jamaica no lo hizo mal y obtuvo el cuarto lugar en los 4000 metros persecución por equipos. No se le podía pedir más, porque la preparación se limitó a los 20 kilómetros que pedaleaba a diario.
Por un tiempo Sergio desapareció de los escenarios deportivos; pero sus sueños de victorias seguían vivos cada vez que tomaba la bicicleta y le imprimía velocidad a sus piernas.
La nueva oportunidad se presentó en 1964. Ese año Sergio fue invitado a participar en la primera Vuelta ciclística a Cuba, un nuevo evento que reunió a los principales ruteros del país. El dominio de Sergio fue total. De las 12 etapas en las que se dividió la competencia, el guajiro de Pipián, ganó seis de ellas y sacó una gran diferencia sobre el segundo lugar. Su calidad deportiva quedaba demostrada una vez más.
Durante la segunda versión, al año siguiente, no pudo continuar su racha triunfal y terminó en la tercera posición. Aquello debe haberle dolido mucho, pero a la vez le dio fuerzas para entrenar con más ahínco y regresó en 1966 con otro triunfo en la tercera edición de la Vuelta.
Sergio formó parte de la delegación cubana a los históricos Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan, Puerto Rico, en 1966, y allí alcanzó su primera medalla fuera de Cuba, como parte del equipo de persecución que terminó en el tercer lugar.
Luego de su triunfo en la quinta edición de la Vuelta, Sergio comenzó a ser reconocido como “Pipián” por su lugar de nacimiento y, desde ese momento, ya no fue ni Sergio, ni Martínez, sino Pipián a secas. Los cronistas deportivos y en especial el pueblo, lo apodaron también como “el rey de las carreteras cubanas”.
Pipián estaba en su mejor momento. No tenía rivales. El trofeo de la sexta Vuelta a Cuba fue a parar a sus vitrinas. Con cuatro coronas, Pipián se mantiene en la tercera posición histórica, solo superado por los seis títulos de Eduardo Alonso y los cinco de Pedro Pablo Pérez.
Sin embargo, Pipián todavía tenía una deuda consigo mismo: una medalla de oro a nivel internacional. Lamentablemente ese gran reto, su sueño, no se pudo convertir en realidad.
En los XI Centroamericanos, desarrollados en Panamá, en 1970, Pipián terminó en el segundo lugar por equipos y tercero en la persecución individual. Durante los VI Juegos Panamericanos, en Cali 1971, repitió el bronce en la persecución individual.
Los accidentes fueron su gran rival. En 1971 sufrió una caída durante la octava Vuelta que le produjo la fractura de una pierna y no pudo continuar en la competencia. Un año después, otro accidente de tránsito le impidió asistir a los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972.
Trató de regresar a las carreteras, pero ya no era el mismo. Las lesiones le impidieron continuar su brillante carrera y optó por el retiro. Detrás dejó una impresionante marca de 25 etapas ganadas en la Vuelta ciclística a Cuba.
En la mañana del 5 de septiembre de 1979 el pueblo cubano recibió la triste noticia. Su gran campeón, el rey Pipián, estaba muy grave en el hospital, luego de sufrir un accidente en la moto en que viajaba. El dolor fue muy grande cuando, tras 27 días de pedalear contra la muerte, el rey perdió su última carrera.
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