Segundo Concurso Internacional “Somos Patrimonio”, del Convenio Andrés Bello
9 de octubre de 2015
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La Oficina del Historiador ha constituido un hito en la conservación del Centro Histórico la Habana Vieja con una perspectiva integral, lo que constituye un ejemplo para el resto de los Centros Históricos de Latinoamérica. Ello significa que ha trabajado en rehabilitación física de los inmuebles y los espacios públicos, pero al mismo tiempo ha desarrollado un amplio programa de acciones para atender la salud, la formación, la cultura, así como la situación de la vivienda de la población residente, teniendo en cuenta las características de los distintos grupos poblacionales. Ello ha permitido el avance de la recuperación de la ciudad antigua, así como la revitalización de todo su capital cultural y humano.
Como parte del reconocimiento de sus aportes en este sentido se ha presentado a las convocatorias a premios nacionales e internacionales referidas a esta arista de la rehabilitación. Uno de ellos es el Concurso Internacional “Somos Patrimonio”, convocado por el Convenio Andrés Bello, el cual invita a sus países miembros (Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, España, Ecuador, Panamá, Perú, México, Paraguay, República Dominicana y Venezuela) a presentar experiencias en apropiación social del patrimonio cultural y natural para el desarrollo comunitario.
El Convenio Andrés Bello es una organización internacional de carácter intergubernamental, que favorece el fortalecimiento de los procesos de integración y la configuración y desarrollo de un espacio cultural común.
“Somos Patrimonio” es un concurso que busca identificar, difundir y compartir experiencias de comunidades rurales y urbanas que creen y descubren nuevos espacios de convivencia y desarrollo, de reconocimiento colectivo y de integración en la diversidad. Así afirmaba la convocatoria para esta edición del concurso, que va más allá de su octava edición.
En el año 2000 la Oficina del Historiador recibió el premio a la propuesta “San Isidro: un programa de conservación del patrimonio cultural como proyecto socio-comunitario”, experiencia de sociedad gubernamental, en la que se refleja la labor de rehabilitación en relación armónica con la comunidad.
El trabajo de restauración desarrollado en el Barrio San Isidro respondió a la estrategia de intervención a nivel barrial. En este territorio la participación social fue un elemento destacado, de ahí que los vecinos se incorporaron a la reparación de sus propias viviendas y en el rescate de la cultura tradicional.
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