Salud al alcance de nuestras manos
14 de octubre de 2019
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En numerosas ocasiones asociamos el mantenimiento o el restablecimiento de nuestra salud únicamente al consumo de medicamentos. Sin embargo, pocas veces somos conscientes de que el control de las enfermedades no solo se consigue a través de la farmacoterapia, pues también existen otras medidas igual de efectivas que debemos incorporar a nuestra vida cotidiana si queremos gozar de una buena salud.
Una de estas medidas altamente eficaces es el lavado de manos. Para el particular de las enfermedades infecciosas constituye una de las principales barreras de contención que podemos poner en práctica, ya que lavarse las manos con agua y jabón es algo simple y fácil de hacer y es una de las formas más eficientes de prevenir la propagación de microorganismos causantes de las infecciones.
Es así que, resulta sumamente importante concientizar que lavarse las manos no es una cuestión de poca relevancia. Por el contrario, un correcto lavado de manos puede contribuir a la buena salud de las personas cuando se realiza en todas las situaciones que implican un riesgo de contagio de enfermedades.
La higiene de manos debe ser una práctica diaria, ya que los agentes infecciosos como los virus, las bacterias, los hongos y muchos otros tipos de contaminantes, están presentes incluso en lugares aparentemente limpios. Por tal razón, siempre existe la probabilidad de que los microorganismos puedan llegar a nuestras manos y provocar que las enfermedades infecciosas se propaguen con facilidad.
Como alternativa para evitar el contagio de estas enfermedades, es fundamental que la higiene de manos se convierta en una práctica habitual que realicemos correctamente varias veces a lo largo del día. Muy especialmente, debemos practicarla de forma responsable en los momentos clave en que los patógenos tienen más probabilidad de llegar a nuestras manos y propagarse con facilidad como sucede cuando se van a preparar o a ingerir alimentos, al atender a un enfermo, curar heridas, ir al baño, toser o estornudar, acariciar animales o manipular desperdicios u objetos contaminados.
El correcto lavado de manos no toma más de veinte segundos y no hace falta un reloj para medir el tiempo, pues tarareando cumpleaños feliz dos veces seguidas sabremos cuando terminar. Para hacerlo solo necesitamos de agua limpia y jabón, o en su lugar, un desinfectante de manos que contenga como mínimo 60% de alcohol.
Lavar las manos de un modo adecuado consta de unos pocos pasos. Se comienza por mojarlas con abundante agua y frotarlas con jabón hasta hacer espuma. Al enjabonar las manos es importante restregar bien el dorso, entre los dedos y debajo de las uñas. Para terminar, se enjuagan ambas manos con abundante agua y se secan con una toalla o paño limpio. Completado este sencillo procedimiento, podemos sentirnos seguros de que hemos depositado una buena dosis de salud en nuestras manos.
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