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Sacar el máximo provecho al tomate

24 de febrero de 2017

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La naturaleza nos demuestra a cada instante que es poseedora de un vasto arsenal de recursos. De saberlos aprovechar de forma intencionada, podemos cuidar nuestra salud sin acudir al consumo de medicamentos cuando estos no son realmente necesarios. Prueba de ello es el tomate, una planta de la familia de las solanáceas, originaria de América y cultivada en todo el mundo por su fruto comestible de color rojo, atribuido este por el pigmento llamado licopeno que contiene.

Esta sustancia es un caroteno rojo brillante, pigmento carotenoide y fitoquímico, sin actividad de vitamina A. Sus beneficios para la salud son múltiples y se han descubierto no hace muchos años. El licopeno posee propiedades antioxidantes y actúa protegiendo a las células humanas del estrés oxidativo producido por la acción de los radicales libres, los cuales son uno de los principales responsables de las enfermedades cardiovasculares, del cáncer y el envejecimiento.

Además, actúa modulando las moléculas responsables de la regulación del ciclo celular produciendo una regresión de ciertas lesiones cancerosas. Entre los tumores cuya incidencia se reduce con el consumo habitual de alimentos ricos en licopeno están fundamentalmente los de próstata, pulmón y los relacionados con el aparato digestivo.

El licopeno ayuda a mantener bajos los niveles de colesterol LDL, también llamado colesterol malo, con lo cual reduce el riesgo de padecer ateroesclerosis. Otro de sus beneficios es el de otorgar a la piel una mayor capacidad para defenderse de las agresiones ambientales, favoreciendo además el aspecto saludable de la misma.

El tomate puede ser utilizado de múltiples modos. Una de las formas habituales de consumirlo es crudo en ensaladas, ya sea solo o combinado con otras verduras. Sin embargo existen otras maneras de aprovechar el tomate para consumirlo en todas las épocas del año. Una muy frecuente es procesándolo para obtener la salsa o pasta de tomate.

Esta salsa es elaborada principalmente a partir de pulpa de tomates, a la que se le añade, dependiendo del tipo particular de salsa y las costumbres de cada lugar, ají, cilantro, cebolla, vinagre, limón, albahaca, sal, aceite, ajo y varias especias. Su consistencia final dependerá del tiempo de cocción, pudiendo quedar como salsa cuando es fluida o como pasta cuando es concentrada.

Una dieta rica en productos procesados de tomate como la salsa, la pasta, la sopa, el jugo o las conservas, nos permite beneficiarnos sin límites de tiempo de las propiedades medicinales de los licopenos. De esta forma tendremos a nuestro alcance sus numerosas propiedades curativas para ayudarnos en el cuidado de nuestra salud. Entre estos efectos se pueden citar el de hipolipemiante, antiagregante plaquetario, potenciador de la resistencia a las infecciones, prevención de cardiopatías, crecimiento muscular y nervioso, antiinflamatorio, cicatrizante, diurético, prevención de la hipertensión y de los problemas de la vista.

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