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¿Revistas en peligro de extinción?

21 de marzo de 2014

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revista clave

Desde la primera mitad del siglo XIX -aún cuando no habían surgido las primeras revistas de música cubana- nuestras publicaciones incluían partituras de piezas populares. En 1812 vio la luz en La Habana: “El Filarmónico Mensual o Cartilla para aprender con facilidad el Arte de la Música”, al que siguieron: “Periódico Musical”, “Journal Músico”, “La Moda o Recreo Semanal del Bello Sexo”, “El Apolo Habanero”, y tantos otros. Hasta en Matanzas, la prensa local incluyó la música en sus páginas, y así fue hasta que, en 1843, surgió la “Revista Musical de La Habana”, de Salvador Palomino y Clemente Peichler. En un pasado de verdaderas crisis económicas, sociales y políticas, nunca el arte musical desapareció de las publicaciones periódicas; sin embargo, en el siglo XXI, ¿por qué la presencia de las revistas de música cubana es cada día menor? ¿Acaso es sólo un problema económico? Realmente, no lo creo, pues la Literatura, por ejemplo, mantiene sus revistas e, incluso, algunas son de reciente creación, algo que nos satisface mucho porque, en mi caso, soy lectora de ellas.
Las revistas de música siempre han sido un medio efectivo para que todo el mundo sepa lo que está sucediendo en las distintas esferas de quehacer musical y para ampliar conocimientos relacionados con la historia y el desarrollo de interpretes, compositores, directores, géneros, estilos; la repercusión internacional de nuestra cultura musical, los concursos, Festivales y otros eventos que día a día nos enorgullecen y demuestran la sólida formación adquirida en nuestros conservatorios. Y como la letra impresa puede guardarse, también sirven como textos de consulta cuyo valor aumenta al paso de los años. La revista ofrece un amplio diapasón de posibilidades y siempre está actualizada; por otra parte las entrevistas a personalidades, por ejemplo, no están limitadas al tiempo radial o televisivo que actúa como camisa de fuerza y generalmente atenta contra aquellos detalles que, en una publicación impresa, no hay por qué eliminar.
Muchas personas, y en especial los musicólogos, estamos muy preocupados por la presencia, cada vez menor de revistas de música como “Clave”, y por la desaparición de aquellas cuyos ejemplares guardamos. Felizmente, la Editorial Museo de la Música está publicando libros de gran importancia que están salvando la memoria histórica de nuestro país, pero todos sabemos que su proceso de realización siempre es mucho más complejo, costoso y a largo plazo, lo que no sucede con las revistas. Además, su precio es mucho más elevado, lo que dificulta su acceso a quienes no poseen los recursos económicos suficientes para adquirir muchos de ellos.
No creo que en la crisis de revistas musicales en nuestro país, el factor económico sea el único culpable, pues de ser así, las de literatura, por ejemplo, habrían desaparecido también. Me parece que en el asunto están implicados factores de índole humana, liderados por la negligencia, o tal vez por la insensibilidad, la indiferencia y, ¿por qué no?, la incultura de quienes tienen en sus manos el poder de decisión.
Apoyo la existencia de revistas dedicadas a las diferentes esferas del conocimiento humano, porque esto me permite ampliar mi espectro cultural y estar actualizada, pero defiendo, sobre todo, las de música, ya que forman parte de mi quehacer cotidiano.
Cuanto material valioso se está perdiendo por la inexistencia de revistas que recojan el quehacer de nuestros músicos y sus triunfos fuera del territorio nacional; porque la radio la televisión, y hasta la prensa plana, pueden ofrecer alguna información, pero siempre será limitada en el tiempo y el espacio. Esperamos que, al menos “Clave”, no corra el mismo destino de las desaparecidas revistas de música que han quedado sólo en la memoria de quienes tuvimos el privilegio de leerlas.

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