Reflexiones sobre el vencimiento de los medicamentos (II)

6 de mayo de 2016

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Diana García García

 

 

Antes de 1979 no era obligatorio que los fabricantes farmacéuticos establecieran fecha de vencimiento para sus productos. Fue a partir de esa fecha que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos, estableció dentro del marco regulatorio aprobado, que los fabricantes debían hacer mención en los envases del producto, de la fecha límite dentro de la que la potencia y seguridad del medicamento estaba certificada.
Lo legislado dio paso a una nueva era de medicamentos que debían ser desechados tras alcanzar la fecha de vencimiento rotulada en los envases. Algo que pronto empezaría a causar grandes pérdidas entre los distintos agentes de las cadenas de suministro farmacéutico, forzándolos a una mayor rotación del stock, obligándolos a descartar producto no utilizado y provocando la necesidad de repetir la compra.
Esta situación se hizo patente en 1985, fundamentalmente por las autoridades del ejército norteamericano, y se comenzaron a realizar estudios asignados a la FDA con el propósito de verificar la eficacia y seguridad de los medicamentos vencidos. Los resultados observados en los más de 100 medicamentos caducados analizados, evidenciaron que el 90 por ciento de ellos seguían siendo seguros y potentes, algunos hasta 15 años después.
Desde la dimensión sanitaria, son tres las preocupaciones fundamentales respecto a los medicamentos vencidos. Estas son: la pérdida de eficacia, el incremento de la toxicidad y la contaminación por fractura o apertura del envase. Lo visto al respecto, fundamenta serias dudas ya existentes.
Según un estudio realizado en 2012, publicado en la revista The Medical Letter, muchos fármacos almacenados en condiciones razonables, en envases originales sellados, conservan el 90 por ciento de su potencia al menos cinco años después de la fecha de vencimiento y en algunos casos por mucho más tiempo.
En lo concerniente a la toxicidad por fármacos que hayan superado la fecha de vencimiento, hay escasas comunicaciones sobre este tema en la literatura médica. A excepción de la toxicidad atribuible al uso de tetraciclinas, que probablemente es el caso más conocido, acontecido hace más de 40 años.
En cuanto a la expectativa de mayor probabilidad de reacciones de hipersensibilidad, un ejemplo citado en los libros de texto es el asociado al uso de penicilina vencida, quizás por la degradación que experimenta.
Como se ha visto, la estabilidad de los medicamentos depende en buena parte de las condiciones de almacenamiento, exposición a la luz, así como cambios importantes de temperatura y humedad. Todos estos factores son determinantes y conspiran contra una estabilidad óptima.
Nuestro país se caracteriza por tener una elevada temperatura y humedad durante la mayor parte del año. Las limitaciones económicas existentes, no siempre permiten almacenar los medicamentos en condiciones adecuadas durante todas las etapas del ciclo de vida del producto. Esta situación se agrava aún más al llegar el medicamento al hogar del paciente, en donde con frecuencia es conservado en lugares muy calurosos y húmedos, como la cocina o el baño. De ahí que sería una imprudencia ignorar el arribo de la fecha de vencimiento y suponer que el medicamento mantendrá la potencia requerida por más tiempo del indicado, si su almacenamiento no ha sido el más adecuado.
Solo a través de la reevaluación de la potencia y la toxicidad, es posible determinar la eficacia y seguridad de los medicamentos vencidos. Algo que solo sería viable, cuando el gasto originado en la reevaluación fuera mucho menor que la pérdida que significaría destruir los medicamentos.
En tanto, para usted que nos lee, la mejor recomendación es que tenga siempre en cuenta la apariencia de sus medicamentos, ya que cualquier alteración cuenta. No descuide el hecho de que ciertos medicamentos como insulina, nitroglicerina o antibióticos líquidos, pueden tener una vida de estante más corta. Y por último, no olvide nunca aplicar el sentido común si alguna vez se encuentra frente a la disyuntiva de tener que elegir entre tomar o no tomar un medicamento vencido.