Primera directora sinfónica de Cuba
12 de noviembre de 2019
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Aunque una sea musicóloga, a veces nos sorprenden personalidades y hechos del pasado que desconocíamos, como me sucedió hace algún tiempo al descubrir que una mujer cubana se paró en el podio de la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso (antes Nacional) en fecha tan lejana como el 29 de noviembre de 1931. ¿Su nombre? Flora Mora. A ella dedicaré mi comentario de hoy.
Flora Mora era hija de un matrimonio español radicado en La Habana desde hacía varias décadas; pero ella nació en Nueva York el 24 de noviembre de 1894, porque sus padres habían emigrado a causa de la situación política del país y, al terminar la Guerra de independencia regresaron, cuando la pequeña tenía 5 años; algún tiempo después, asumió la ciudadanía cubana.
Niña aún, comenzó sus estudios de piano con María Luisa Chartrand y los de canto, con Emilio Agramonte, prestigiosos profesores habaneros de entonces, y fue presentada al público, como pianista, cuando tenía 17 años. Poco después viajó a Barcelona, donde completó su formación académica con el gran pianista y compositor Enrique Granados y, dos años después regresó a nuestro país luego de haberse graduado y obtenido Medalla de Oro.
Cuando tenía 19 años, Flora Mora ofreció en La Habana, varios recitales donde demostró su excelencia al interpretar obras de Schubert, Chopin y Granados. Poco después se presentó en el Festival Hall de la Exposición de San Francisco, Estados Unidos, junto al eminente flautista cubano-dominicano Emilio Puyan. Y cuando recibió la noticia de que su maestro había muerto en el Canal de la Mancha, porque el vapor donde viajaba fue hundido por un submarino alemán, decidió rendirle homenaje póstumo, creando en la capital cubana el Conservatorio Granados, donde estudiaron prestigiosas personalidades de nuestra música, como Harold Gramatges.
La vida de esta mujer transcurrió entre sus clases en el Conservatorio y las actuaciones nacionales e internacionales, y el 29 de noviembre de 1931, se produjo el memorable concierto en el entonces Teatro Nacional (hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso) donde dirigió una orquesta de 50 músicos entre los cuales figuraba Amadeo Roldán, quien era director de la Filarmónica de La Habana y actuó como violín concertino. La prensa plana de entonces reflejó el hecho como un acontecimiento musical sin precedentes, pues era la primera vez que una mujer cubana se paraba en el podio para dirigir un concierto; pero lo hizo por única vez, porque fue con motivo del décimo quinto aniversario del Conservatorio Granados. Dos años después, actuó como solista de la Orquesta Filarmónica de La Habana, bajo la dirección de su titular, Amadeo Roldán, con el Concierto No. 5, “Emperador” de Beethoven.
Además de su dedicación a la enseñanza y a sus recitales y conciertos nacionales e internacionales, Flora Mora realizó trabajos de investigación, y dejó escritos dos libros: “La música y la humanidad”, publicado en La Habana por la Editorial Argos, en 1941, y “Biografía de Perucho Figueredo”, editada en los Estados Unidos en 1974.
Flora Mora falleció en Miami, donde se había establecido desde 1969, el 7 de febrero de 1987, a la edad de 93 años.
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