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Primer Congreso sobre Desastres. Memoria de un evento singular

27 de enero de 2022

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IMG-20220127-WA0001Hace 35 años se efectuó en La Habana el Primer Congreso Internacional sobre Desastres Naturales, una reunión que auspiciaron el Estado Mayor de la Defensa Civil, la Academia de Ciencias, el Ministerio de Salud Pública y la Cruz Roja de Cuba.
Sus sesiones de trabajo se desarrollaron del 27 al 30 de enero de 1987, con sede en el Palacio de Convenciones. Entre conferencistas, ponentes y observadores, delegados e invitados, asistieron trescientos participantes de Cuba y una veintena de países.
El encuentro resultaba oportuno, porque poco más de un año antes, en noviembre de 1985, ocurrieron dos graves desastres en la región. Uno fue el huracán Kate, que causó daños humanos y grandes pérdidas económicas en Cuba y en Estados Unidos. Mientras, casi en la misma fecha, entraba en erupción el volcán Nevado del Ruiz, en Colombia, que ocasionó unas 25 mil muertes, principalmente en la localidad de Armero, aplastada por una sucesión de lahares.
El Primer Congreso sobre Desastres dedicó una jornada a la sismología y el peligro sísmico, con un enfoque multidisciplinar desde las ciencias técnicas, naturales y sociales. En tal sentido, la ponencia más debatida fue “Peligrosidad sísmica de Cuba y lineamientos generales para la planificación de las medidas de protección de la población y la economía en casos de ocurrencia de sismos”.
En cuanto a meteorología y climatología se destacaron tres trabajos; primero un análisis sobre las causas de la sequía en Cuba, sustentado en la data del período 1981-1986, que asoció la escases de lluvia a las condiciones anómalas de los sistemas sinópticos que influyen sobre el Archipiélago en el intervalo anual mayo-octubre, y que no aportaron la inestabilidad atmosférica necesaria para generar precipitaciones.
Asimismo, se debatió sobre los peligros asociados al ojo en los huracanes, y las consecuencias de que la población desconociera sus características, algo que según la experiencia ha sido causa de un alto número de víctimas.
Finalmente, se presentó un estudio sobre del peligro ceráunico en Cuba, sustentado en estadísticas que mostraron la significativa cantidad de personas fulguradas cada año, resultado de no adoptar medidas de protección en caso de tormentas eléctricas.

 

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El plenario debatió también temas relacionados con el impacto económico y social de los desastres naturales, entre ellos la eficacia del sistema de salud cubano y la experiencia del programa del médico de la familia y su papel en la reducción de desastres. En otra ponencia se demostró cómo la deuda externa acumulada en los países subdesarrollados tenía un efecto negativo en los procesos de preparación y recuperación tras la ocurrencia de catástrofes de diverso tipo.
El Primer Congreso Internacional sobre Desastres Naturales marcó una pauta para eventos similares en el futuro, ratificó la estrecha relación naturaleza-sociedad, y propició reflexionar en torno a la responsabilidad en el trazado de planes para la reducción del peligro, la vulnerabilidad y el riesgo de desastres, así como la necesidad de fortalecer la educación de la población en estos temas. Constituyó, sobre todo, una expresión de la sinergia lograda por los servicios sismológicos, la salud pública, el Sistema Meteorológico Nacional y el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil de Cuba, cuyos logros son resultado de la voluntad política del Estado y la Revolución.

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