Presencia de Carpentier en la música latinoamericana
20 de marzo de 2013
|Todos sabemos que Alejo Carpentier fue un hombre de vasta cultura, lo que evidenció a través de sus novelas, artículos, ensayos, trabajos periodísticos…En La música en Cuba, hace un recorrido histórico desde la conquista hasta la primera mitad del siglo XX, y -a pesar de algunas omisiones y criterios errados acerca de hechos como la supuesta cubanía de la Ma Teodora- es incuestionable libro de consulta para todo estudiante. Pero también Carpentier mostró su dominio de la música en críticas, programas radiales, conferencias, clases, y entrevistas a las personalidades más relevantes de su época. Y si esto no fuera suficiente para demostrar sus conocimientos musicales, pensemos en el trabajo que realizó junto a Alejandro García Caturla en la ópera cubana Manita en el suelo; o la presencia de la música en muchas de sus novelas. De indispensable lectura es Ese músico que llevo dentro.
Entre los años 1964 y 1966, Carpentier ofreció una serie de conferencias por Radio Habana Cuba bajo el título: La Cultura en Cuba y en el Mundo, y aunque abordó temas diversos, muchas estuvieron dedicadas a la música. Veamos algunas de ellas
El autor de El siglo de las luces, decía sobre la música latinoamericana: “…en América hubo cuatro países realmente precursores, en lo que se refiere a la creación musical. Esos países son: México, Cuba, Venezuela y Brasil”. /…/ Más adelante expresa: “Es interesante señalar, que el primer canto de indios, recogido de una manera absolutamente auténtica por un erudito musical, es una notación de un canto tomado en la selva, por un sacerdote llamado Juan de Lery, que visitó el Brasil en el siglo XVI”. Respecto a México, menciona “la espléndida escuela de música religiosa que floreció en la Catedral de su ciudad capital”. En cuanto a Cuba, “Con la aparición profética de un compositor tan cumplido y tan extraordinario, como fue el modesto Esteban Salas, maestro de capìlla de la Catedral de Santiago /…/ que trajo a la sensibilidad musical del siglo XVIII, un acento personalísimo, con sus villancicos escritos en español”. En Venezuela, señala la espléndida escuela de Chacao, “que produjo todo un grupo de compositores de una importancia considerable”. Finalmente se refiere a Brasil como “cuna de músicos, y donde encontramos algunos de los primeros creadores de la música latinoamericana”.
Aunque para Carpentier la música no tenía secretos, pues conocía muy bien la obra de compositores de todas partes del mundo, épocas, estilos y tendencias, sentía una gran preferencia por los latinoamericanos y, en especial, por el brasileño Heitor Villa-Lobos, quien llegó a ser su amigo. Precisamente a él, dedicó más de una conferencia por Radio Habana Cuba, de las cuales ofreceré al lector algunos fragmentos.
“Para Villa-Lobos, toda materia musical era buena. “El folclore soy yo” –me había dicho-. Él volvía a crear cuanto oía, volvía a darle categoría a cuanto escuchaba, porque nada, absolutamente, le era ajeno en materia de manifestación musical. Le gustaban las bandas municipales; le gustaban los desfiles de carnaval, las comparsas; le gustaban en alto grado todas las músicas populares, en todas sus manifestaciones; le gustaban las batucadas de su país; pero también le gustaban las distintas manifestaciones que del genio musical popular, podía encontrar adonde fuera. /…/ Arturo Honegger, autor de Pacific 231 (inspirada en una locomotora que circulaba internacionalmente por todas partes) era amigo de Villa-Lobos quien, cuando escuchó la obra, pensó en Brasil y escribió una de las más encantadoras partituras que hayan salido de sus manos: El trencito de Caipira que es un trencito arrabalero que funciona por los alrededores de Río. Y mientras Honegger utilizó una orquesta considerable para lograr la descripción mecánica de su locomotora, Villa-Lobos, utilizando como centro una melodía brasileña inventada por él e instrumentos de percusión brasileños, logra el mismo efecto.”
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