Posada perfil de una época

11 de febrero de 2014

Estrella Díaz

Artes plásticas, José Luis Posada, Museo Nacional de Bellas Artes

En el tercer piso del capitalino Museo Nacional de Bellas Artes —Edificio de Arte cubano— se exhibe hasta marzo una formidable  y completísima exposición que agrupa setenta y dos obras de José Luis Posada, el gallego Posada, un hombre que nació en Asturias (1929) y murió en Cuba (2002) y quien asumió ésta Isla como su otra patria, como propia.

Posada, perfil de una época —que es como se titula la muestra— ha sido curada por Delia María López con el imprescindible apoyo del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y se estructuró en cinco grandes bloques o esferas de la creación en las que incursionó el prolífico pintor, dibujante, grabador, caricaturista, ilustrador, diseñador escenográfico y a quien le cabe el mérito de haber dado nombre a El Caimán Barbudo, emblemática publicación cultural que vio la luz en La Habana en el año 1966.
El primer apartado lo integran 29 Caricaturas personales realizadas en plumillas sobre cartulina y en las que se manifiesta la excelencia del dibujo de Posada y el arte de sintetizar los rasgos esenciales de los representados, entre los que se encuentran los pintores Carlos Enríquez (1983), Fidelio Ponce (1983), Mariano Rodríguez (1983), René Portocarrero (1979), Adigio Benítez (1983), Manuel Mendive (1983), Roberto Fabelo (1983) y Nelson Domínguez ( (1979), entre otros.
Entre los Grabados, que son catorce y que fueron realizados  entre 1970 y 1999,  aparece una  litografía dedicada al Héroe Nacional Cubano, José Martí, en la que aparece desnudo en medio de una frondosa floresta: ¡atreverse a tanto! durante la década del setenta es, sin duda, exponente de lo transgresor que fue siempre el arte que cultivo Posada.
En la sección dedicada al Humor —1962 hasta 1983— aparece el No 1 de El Caimán Barbudo (impresión mecánica sobre papel; 388 x 275 mm) y tres obras de la Serie Mancos mentales (plumilla sobre cartulina) que fue muy extensa y que le sirvió para criticar los males del momento —como las guerras.
Con los doce Dibujos —todos realizados en plumilla sobre cartulina, vuelve Posada a dar muestra de su estirpe de dibujante, mientras que Humor político   —trece obras y también plumillas sobre cartulina — afila su aguda mirada y su ingenio desbordado.

En la palabras del catálogo el director del Centro Pablo, Víctor Casaus, aseguró que “afincada en la maravilla de la imaginación desbordada y desbordante, multiplicada en la diversidad de recursos plásticos, reconfirmada en la solidez de una existencia vivida con admirable intensidad, esta exposición puede servir para alumbrar con sus claroscuros inquietantes la época actual, cargada de frustraciones latentes y esperanzas tenaces, y alcanzar con sus preguntas y propuestas la época que se avecina, silueta todavía imprecisa en los próximos cambiantes horizontes”.
Durante la inauguración de Posada, perfil de una época expresó que el “tema de la exposición pertenece a las raíces de este creador incesante que confió hasta siempre en la capacidad de comunicación de sus trazos y en las verdades humanas e históricas que los animaban. Ese tema —la guerra y sus promotores actuales —están dramáticamente presentes hoy en el escenario de nuestro  planeta. Muchos de estos dibujos de Posada parecen estar naciendo, ahora mismo,  de las imágenes que pueblan los medios de comunicación  en todo el mundo”.
Igualmente señaló que a los hermanos Posada (María Teresa, Francisco, Gonzalo y Eugenio) “debe agradecer la cultura cubana —y ahora lo hace desde esta exposición— la pasión por conservar la generosidad para compartir, que pueden ser ejemplos para instituciones y artistas en el camino de la preservación de la defensa del patrimonio cultural de la nación”.
Finalmente instó a comenzar “esta fiesta anunciada: nos esperan las imágenes inquietantes de este artista revolucionario en muchos sentidos, imaginador de sueños y crítico de realidades que nos dejó confirmadas sus pertenencias y sus convicciones en estas palabras: ‘siempre me he sentido cubano, mi tierra la perdí cuando la guerra y la volví a encontrar cuando tenía ya sesenta años. Cuba te machaca para toda la vida. Este país tu no lo sueltas nunca. Yo creo que todo humorista debe decir lo que piensa, sobre todo si tiene cabeza para pensar y corazón para sentir”, finalizó.
Posada, perfil de una época constituye un insuperable momento para acercarnos a los muchos istmos del gallego Posada y constatar —si hiciera falta— que fue un creador de amplio abanico y de posibilidades insospechadas: contenido y forma forman en esta exposición un armonioso dueto.