¿Por qué se cometen tantos errores?
28 de noviembre de 2017
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Como televidente puedo decir que los errores que se cometen a diario en la televisión, son imperdonables, porque cada espacio tiene un director(a) y un asesor(a), que suponemos poseen los conocimientos necesarios para evitar que esto suceda, y asumen su trabajo a cabalidad. Pero como mi especialidad es la Musicología, solo me referiré a los que tienen que ver con el arte de los sonidos.
Empezaré por la utilización inadecuada de las categorías músico y compositor.
Es sorprendente que en el crédito que acompaña al nombre del invitado aparezca escrito: músico y compositor, es decir, para quien comete este imperdonable error ¿el compositor NO es músico? Entonces me siento en el deber de ayudarles.
Todos los compositores, directores de orquesta y coro, instrumentistas, cantantes y cantores (los de coro), musicólogos… son músicos: el compositor es quien crea la partitura; el intérprete es quien la ejecuta después de analizar cada indicación escrita y, luego de haber interiorizado cada detalle, empieza a estudiarla hasta lograr la interpretación que supone desea el compositor. En cuanto al director de orquesta o de coro, también debe analizar detalladamente lo que está escrito en la partitura para luego transmitir al conjunto que tiene frente a él (vocal o instrumental) lo que supone quiso decir el compositor, para que su interpretación sea lo más adecuada posible. Los solistas (vocales o instrumentales) hacen el análisis de la partitura, luego comienza a leerla y, poco a poco, va buscando la interpretación más adecuada a lo que quiso decir el creador de la obra; también deben escuchar grabaciones de intérpretes considerados los mejores. Entonces podemos decir que, excepto el compositor, todos son intérpretes, solo que cada especialidad tiene su nombre. En cuanto al musicólogo, es quien investiga todo lo relacionado con la música desde sus orígenes hasta nuestros días pero, además, tiene que ser capaz de leer y ejecutar cualquier partitura, lo que significa que posee una sólida formación académica. Pero el lector no especializado se estará preguntando: ¿Cómo se puede realizar una interpretación adecuada de una partitura escrita en el Renacimiento, el período barroco, clásico o romántico? La respuesta es sencilla: precisamente porque todos ellos son músicos y conocen el marco histórico en que se desarrolló cada compositor, su historia y características personales… Y, además, escuchan las grabaciones de importantes obras, realizadas por intérpretes de excelencia.
Hecha la anterior aclaración, veamos que sucede con la utilización del término “maestro”, palabra sagrada que conlleva una serie de características de excepción para quienes la merecen. Y me estoy refiriendo sólo a los músicos. ¿Por qué se le denomina “maestro” a cualquier invitado que se lleva a la televisión? ¿Porque es famoso? La música cubana está llena de verdaderos maestros, como es el caso de: Leo Brouwer, Chucho Valdés, y tantos otros, pero no todos los “famosos” lo son, y en eso hay que ser muy cuidadosos, porque no podemos situarlos a la altura de los mencionados.
Por último quiero referirme a la errónea fonética de nombres como Bach, Dvorak… que por su importancia han trascendido en el tiempo. Y para quienes piensan que cada país puede pronunciar los nombres en su propia lengua, les recuerdo que hay excepciones, porque a nadie se le ocurriría pronunciar Shakespeare tal como se escribe, ¿verdad? No es difícil asesorarse de un verdadero músico para conocer la fonética del nombre de un maestro que, aunque ya no está, es muy importante.
Si aspiramos a ser un pueblo reamente culto, y teniendo en cuenta que los medios de difusión masiva son excelentes para ello, debemos cuidar lo que se transmite a través de ellos, por lo que hacemos un llamado de atención a los directores y asesores.
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