¿Por qué comen plásticos los animales marinos?
5 de octubre de 2018
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¡Tres de cada cuatro residuos que se recogen en las playas es plástico!
Menciono algunas posibles causas surgidas de investigaciones realizadas a la luz de la gran proliferación de los plásticos en el mar y el daño que están causando a los animales marinos y a otros animales que dependen del mar como muchas aves marinas.
El plástico en el mar se fragmenta y, al romperse en trozos pequeños, genera una señal química similar a la que produce el alimento de las aves y otros animales marinos. El resultado es que lo confunden y lo ingieren. (Centro de Estudios Avanzados de Blanes, organismo perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), España).
El plástico huele exactamente como la comida de la que se alimentan las aves marinas. Especies como albatros, petreles y pardelas tienen un olfato especializado en reconocer el sulfuro de dimetilo de su alimento, un compuesto bioquímico que segrega el fitoplancton cuando se descompone y que advierte a las aves marinas dónde encontrar comida. ¡Los plásticos más comunes también liberan sulfuro de dimetilo tras pasar un mes flotando en las aguas marinas! Por lo tanto, no sorprende que este compuesto sea el culpable de que las aves marinas se atiborren de plástico (Universidad de California en Davis (EE.UU.). Su estudio ha sido publicado en Science Advances).
El plástico puede saber bien a muchas especies marinas. Por ejemplo, los corales mostraron una preferencia por comer microplásticos (piezas de plástico de menos de cinco milímetros) no degradados, lo que sugiere que el plástico en sí contiene algo que lo hace sabroso: cientos de aditivos químicos que solos o combinados lo hace apetecible (Universidad de Duke (EE.UU.) estudio publicado en la revista Marine Pollution Bulletin).
El plástico también es atractivo para el zooplacton, diminutos animales que forman parte del plancton, el principal alimento de animales marinos como peces y crustáceos. “Los plásticos entran en la cadena trófica del océano a través del zooplacton”.
Los científicos han llegado a la conclusión de que el plástico no solo se parece al alimento de especies marinas, sino que, además, huele y sabe bien. Por eso, piden fabricar plástico que no guste o sea atractivo a estos animales, incluso fabricarlos con un sabor intencionalmente malo, piensan que quizás así se reduciría la amenaza que supone el plástico para los animales marinos.
Recordemos que “…la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla”.
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