Piel a piel

5 de junio de 2015

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Yolanda Ramiro Sánchez

Las personas sabemos describir emociones propias y ajenas por lo que vemos, oímos, decimos y lo que sentimos interiormente, así la ansiedad es descrita como una sensación de temor indefinido sin poder determinar el origen del miedo, con un enfriamiento de la piel, aceleración de ritmo cardiaco, con acompañamiento de diversas manifestaciones gastrointestinales -muy desagradables por cierto- y si es otra persona la que está ansiosa podemos decir además que vemos que la piel palidece y se cubre de un fino sudor. Y efectivamente así es la ansiedad, y es más, si preguntamos cómo ayudar a la persona a superar esa emoción negativa, nos referimos  al apoyo verbal, al apoyo presencial, o sea, que le decimos, que no lo dejamos solo y que somos buenos oyentes, o sea, depositarios de la necesaria catarsis relajante. Si alguien es capaz de hacer esto por alguien estimado, creo que en efecto es muy bueno ayudando, sin embargo, no nos dicen algo muy importante y es de que manera usan el contacto táctil para ayudar a superar la emoción desagradable, negativa, aún cuando efectivamente hayamos utilizado nuestro cuerpo en manifestación de contención y ayuda emocional. Entonces ¿cuáles son las expresiones de contacto piel a piel que más utilizamos en los distintos momentos y diferentes circunstancias? Pues eso depende de  factores como son la cercanía personal, la edad, el sexo, el lugar jerárquico, así como el ámbito en que se da la relación, que puede ser familiar, de amistad, profesional, social-cortés, amoroso-sexual  y otros, sin olvidarnos de un elemento como la cultura y  sus diferencias que pueden beneficiar o perjudicar el contacto físico. De todas formas, por regla general somos más proclives a tocar, abrazar, besar, acariciar a los niños, ancianos y por supuesto a los familiares, teniendo más incidencia entre padres e hijos y parejas, que no precisan de situaciones emocionales particulares para tener contacto piel a piel, porque ambas personas son tan cercanas que están dispuestas a recibir y dar afecto a través del contacto físico. Las mujeres y los hombres que no son parejas ni familiares, habitualmente se abstienen de esa cercanía por temor a dar una impresión de intencionalidad sexual, porque -y esto es importante- muchas personas erotizan cualquier contacto táctil, creando de esta manera conflictos, pero superando este criterio, la comunicación a través de la piel resulta una forma muy efectiva y humana de expresar lo que se siente y ayudar a otros. De esta forma, si una persona está contenta, y otra la abraza, está diciéndole que comparte su alegría, sin necesidad de una larga conversación y si por el contario, está triste no hay nada mejor que un hombro para llorar, con lo se expresa claramente el mensaje que dice que tiene a alguien que lo entiende y apoya. En otras circunstancias,  podemos determinar también el grado de afecto que otros tienen por nosotros cuando nos dan la mano fríamente o con un caluroso estrechón de manos, en donde interviene el calor corporal, la fuerza, si se da la mano completa o solo los dedos, e incluso también se puede saber si esa persona está nerviosa, inquieta, molesta, etc. en dependencia de si somos buenos observadores o no. Tan importantes son los contactos que no es extraño que cualquiera de nosotros sepamos determinar la cuantía del amor de nuestra pareja, no por lo que nos dicen verbalmente, sino por la calidad de la relación piel a piel, donde intervienen no solo los tocamientos puramente sexuales, sino los contactos cotidianos que se dan al sentarse a ver la TV, por la mañana los roces en la habitación y hasta los choques en el baño, apresurados por empezar el día, los besos ocasionales sin el motivo de la llegada o despedida, sino por el simple hecho de tocarse los labios. Por último, les propongo que al caminar por la calle, presten atención a las personas que pasan por nuestro lado y traten de determinar el grado de cercanía y sus estados de ánimos por los contactos casuales y se percatarán cuanta información nos da, porque los seres humanos somos efectivos y nos tocamos como una manifestación de lo que sentimos.