Panteón de los Prelados
25 de octubre de 2013
|Avenida Obispo de Espada, Zona de monumentos de segunda
Cementerio de Colón
Ubicado en la plaza central de la Avenida Obispo Espada, fue levantado por suscripción popular a fines del siglo XIX, el monumento funerario que resguardó los restos del Obispo Juan José Díaz de Espada y Landa, trasladados hasta aquí el 2 de febrero del año 1881.
El referido prelado, llegó a Cuba en 1801, luego de haber sido electo para ocupar el Obispado de la isla; su obra fue vasta y su labor incansable, a este se debe la construcción del primer cementerio construido en la ciudad, el Cementerio General de La Habana o Cementerio de Espada. Entre sus numerosas contribuciones al bienestar social sobresalen la propagación de la vacuna contra la fiebre amarilla; la rectificación de los límites de la feligresía, pensiones para las Escuelas Públicas, limosnas a la Beneficencia y a la Casa de Dementes; desecación del Campo de Marte y reformas en los estudios universitarios; además de las importantes reformas llevadas a cabo en la iglesia Catedral de La Habana, donde su mano, dejó su impronta.
Como homenaje a ese santo hombre, y a los demás prelados que desde entonces han sido inhumados en el panteón, se levantó un pilar de inspiración clásica coronado por la escultura de un ángel. Sobre la base, con una inscripción en latín, sobresalen los emblemas o atributos de los obispos de la iglesia católica: la mitra utilizada en las ceremonias litúrgicas, la cruz que representa la Redención y la Victoria de Jesús, y el báculo pastoral, que simboliza su función como pastor.
La verticalidad del monumento, en contraste con las dimensiones apaisadas que propone la balaustrada que cierra el conjunto, se asocia a nociones como la ascensión y la autoafirmación. Las lámparas ardiendo ubicadas sobre la verja representan la vida y la iluminación del espíritu, la sabiduría y la inmortalidad, y las antorchas invertidas manifiestan duelo, término de la vida, reposo y paz.
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