Panteón de los Bomberos
24 de diciembre de 2018
|Cementerio de Colón
Construcción del Monumento, 1897
El siniestro que provocó la muerte de 30 bomberos en la Ferretería Isasi en 1890, causó profunda conmoción en toda la isla; junto a ellos perdieron la vida otras personas que se acercaron al lugar, representantes del orden público y algún vecino curioso, desconociendo el peligro del incidente.
Inauguración del monumento
Posteriormente, el Diario de la Marina convocó a un concurso para levantar un monumento en el Cementerio de Colón, que rindiera homenaje y guardara los restos de las víctimas del Cuerpo de Bomberos de la ciudad. El proyecto seleccionado recayó en manos del arquitecto Julio M. Zapata y el escultor Agustín Querol, ambos españoles. Las obras comenzaron a finales de 1892, bajo la dirección del Maestro Francisco P. Astudillo. El impactante monumento quedó oficialmente inaugurado el 14 de julio de 1897.
Recién construido
El conjunto entrelazó elementos arquitectónicos y escultóricos: pilarotes, contrafuertes, arcos y pilastras, con representaciones alegóricas de la iconografía cristiana y pagana. Veintiocho nichos se disponen entre los contrafuertes de los ángulos de la base, que sirven de soportes a las alegorías: El Martirio; El Dolor; El Heroísmo y La Abnegación. El monumento muestra unos medallones con el rostro esculpido de cada uno de los bomberos, con la excepción de Juan Vilar, ya que a falta de una reproducción de su imagen, el escultor de la obra plasmó la suya. En una pilastra del cuerpo central se concentran atributos propios del oficio y los escudos de España, del Cuerpo de Bomberos, del Orden Público y de la Marina de Guerra, junto a la representación de la Fortaleza y la Gloria con otras ornamentaciones. Un ángel de la Fe con los ojos vendados, sosteniendo el cuerpo inerte de un bombero señala al cielo, rematando junto a la cruz latina a todo el monumento.
Obras de restauración
En el siglo XX esta valiosa obra se vio seriamente afectada por las inclemencias del tiempo, los ciclones causaron estragos en su estructura, derribando primero la cruz y años más tarde el ala derecha del ángel y uno de los pilarotes. Los trabajos de restauración de la Oficina del Historiador de la ciudad, que hace algunos años se extienden hasta la necrópolis Cristóbal Colón, permitieron la total restauración y limpieza del preciado monumento.
El monumento después de restaurado
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