Otras miradas al cine de hoy en el Festival de La Habana

9 de diciembre de 2016

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Luciano Castillo

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38 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, Cine, Cuba, Cultura, Panorama contemporáneo Internacional

 

 

Esa cinefilia tan arraigada en el espectador de la Isla es capaz de trazar diariamente en las intensas jornadas decembrinas del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano desde hace casi cuatro décadas las coordenadas en la vasta programación con el fin de apreciar tanto las películas en concurso como las de las muestras paralelas. Especial interés reviste subrayar cada mañana en el Diario del Festival aquellos filmes que conforman el «Panorama contemporáneo Internacional», entre estos pueden figurar algunos de los reseñados a continuación concebidos en latitudes disímiles.

 

 

 

La edición número 66 de la Berlinale –cuya Sección Oficial decepcionó a cierto sector de la crítica– confirió el 21 de febrero el Oso de Plata, Premio Especial del Jurado, a Muerte en Sarajevo (Smrt u Sarajevu), coproducción Bosnia y Herzegovina-Francia del realizador bosnio Danis Tanovic, aquel que nos conmocionara con En tierra de nadie (No Man’s Land, 2001). El título Hotel Europa, con que ha sido estrenado en algunos países, resulta bastante apropiado para esta crónica coral, toda una metáfora de la devastación de un país, en la cual una cámara inquieta sigue en interminables planos secuencia lo que ocurre en cada rincón de un hotel, desde la azotea donde una periodista televisiva filma entrevistas para un programa, a la cocina en la cual los trabajadores urden una huelga. Allí esperan el arribo de una delegación de diplomáticos del continente para conmemorar el centenario del atentado desencadenador de la Primera Guerra Mundial.

 

 

Para el connotado cineasta francés François Ozon (Bajo la arena, Ocho mujeres, La piscina, En la casa…), su nueva película, Frantz, constituye un ejercicio estilístico no solo por apelar al uso del blanco y negro para reproducir la atmósfera de una pequeña ciudad alemana después de la primera guerra mundial, sino por tratarse de un remake de Broken Lullaby (1932), drama antibélico dirigido en su etapa norteamericana por el célebre director germano Ernst Lubitsch. El cada vez más cotizado y talentoso actor Pierre Ninney –invitado al Festival de Cine Francés en el 2015–, asume el papel de un joven francés que lleva un ramo de flores a la tumba de un soldado alemán muerto en combate en Francia. La novel actriz Paula Beer recibió en el Festival de Venecia el Premio Marcello Mastroianni al intérprete revelación por su sensible caracterización de esa novia que en uno de esos días que acude al cementerio a lamentar su pérdida descubre, sorprendida, el gesto de aquel extranjero.

 

 

Si el Festival de San Sebastián rescata en su sección «Perlas» una selección de lo mejor producido y/o estrenado en los últimos meses, el certamen habanero no queda a la zaga al consagrar un espacio panorámico para esas obras que descuellan en el paisaje del cine contemporáneo. Una de esas Perlas descubiertas por el festival donostiarra presente ahora en este panorama es Verano en Brooklyn (Little Men, 2016), del norteamericano Ira Sachs. En el guion coescrito con Mauricio Zacharias, dos muchachos de trece años descubren que tienen muchos intereses en común cuando los padres de uno de ellos se mudan a la casa de su abuelo, donde en el piso de abajo reside el otro. Todo será diferente tres esos meses estivales en que ellos deciden protestar con el fin de evitar males mayores provocados por la querella surgida entre sus padres acerca del alquiler. Es muy estimable el nivel cualitativo de las actuaciones de Greg Kinnear, Jennifer Ehle, Paulina García y Alfred Molina en este filme nominado en la categoría de mejor guion en los premios Independent Spirit en los que Paulina García se halla entre las candidatas al de mejor actriz secundaria.

 

 

American Honey (Reino Unido-EE.UU., 2016), rodada por la británica Andrea Arnold en Estados Unidos, sigue el itinerario de una adolescente que abandona su familia disfuncional para unirse una tropa de jóvenes inadaptados en su recorrido por el Medio Oeste con el fin de vender suscripciones de revistas a domicilio. Esa suerte de viaje iniciático que, por momentos, bordea la delincuencia, no estará exento de alcohol y sexo. Sasha Lane y Shia LaBeouf interpretan los personajes principales. Como «una mirada europea de comprender una cultura y una generación que le resultan extrañas, sin juzgarlas ni arrojar bilis», reseñó Gérard Casau su presencia en el Festival de Cannes 2016 donde fue distinguido con el premio del Jurado. Acumula seis nominaciones para los galardones Independent Spirit, entre estos mejor película y director, otras seis candidaturas para los British Independent Film Awards (BIFA), que incluyen a la mejor película, en tanto Sasha Lane es una de las aspirantes al premio Gotham en la categoría de mejor nueva actriz.

 

 

En El amor es más fuerte que las bombas (Louder Than Bombs, 2015), coproducida por Noruega, Francia, Dinamarca y Estados Unidos, el realizador noruego Joachim Trier, firma con otros dos guionistas esta historia sobre la reconciliación de sentimientos entre los miembros de una familia. El detonante es el regreso a la casa del hijo mayor de una fotógrafa de guerra, muerta tres años atrás, y de quien inauguran una exposición retrospectiva. La convivencia con su padre y su hermano menor despertará en los tres personajes recuerdos diferentes sobre la misma persona. En el Festival de Estocolmo fue reconocido como el mejor filme del año, amén de integrar la selección oficial de Cannes, este tercer largometraje del cineasta, el primero en inglés con un reparto internacional: Isabelle Huppert, Gabriel Byrne y Jesse Eisenberg, entre otros

 

 

La muerte es también el factor desencadenante de la trama de otro filme perteneciente a la cosecha del 2015 que recibió el premio del público en el Festival de San Sebastián de ese año: Nuestra hermana pequeña (Unimachi Diary), del fecundo japonés Hirokazu Kore-eda. En este filme se trata de la del padre de tres hermanas que viven juntas en la ciudad y retornan al campo para asistir al entierro, donde conocen a su tímida hermanastra. El descubrimiento, lejos de provocar celos y rencillas, las conducirá a invitarla a vivir en su casa y compartir todas sus alegrías y sondeos en el pasado. El director adaptó en su guion el argumento de un manga original de Akimi Yoshida. Los que admiraron Nadie sabe y De tal padre, tal hijo disfrutarán de su apropiación del melodrama al encarar temas universales.

 

 

Servir al ejército es la única oportunidad que tiene el joven mexicano Nero al cruzar el muro fronterizo que separa a su país de Estados Unidos para obtener su tarjeta de residencia. El protagonista de Soy Nero (México-Alemania-Francia-2016), de Rafi Pitts, va a parar a la guerra del Medio Oriente en la que peleará, ametralladora en mano, por esa ciudadanía norteamericana a la que aspira en un país que le convierte en carne de cañón. Los críticos que reportaron el Festival de Berlín en febrero pasado advirtieron el modo en que el realizador descarta todo lo superfluo del relato, si bien no difiere de otros similares sobre las injusticias cometidas contra los indocumentados que se aventuran en desesperada búsqueda del American Way of Life.

 

 

El Taller Théâtre-Ando de la Casa Víctor Hugo, en La Habana Vieja, estrenó el verano de este año una adaptación para niños de la obra Chocolat, la véritable histoire d’un homme sans nom, original del dramaturgo e historiador francés Gérard Noiriel, fruto de una investigación a lo largo de seis años en la vida de Rafael Padilla (1865-1917). Descubierto por un europeo mientras luchaba con fuerza descomunal con otro adolescente en una calle del barrio capitalino San Isidro en la segunda mitad del siglo XIX, este le ofreció dinero a su madre de crianza para llevárselo a pelear a Portugal. Chocolat (2015), filme dirigido por Roschdy Zem con el actor Omar Sy en el rol titular, reconstruye la intensa trayectoria de este hombre que luego de escapar, vivió en Bilbao, y se enrola en una compañía que lo conduce al París de la Belle Époque, donde se convierte en un popular payaso, bailarín y cantante, hasta que murió en Burdeos.

Se ha especulado mucho sobre el olvidado primer artista negro de la escena francesa, la estrella mejor pagada del muy prestigioso Nuevo Circo, que rescata esta película. Unos dicen que Monsieur Chocolat fue pintado por Toulouse-Lautrec, y que los hermanos Lumière lo filmaron, otros aseveran que actuó para los hijos del Rey Louis-Philippe, y que era invitado permanente en los salones aristocráticos parisinos, en cafés-concerts, en Moulin Rouge, en el Olympia, en Folies Bergère, en los grandes circos y teatros de París y en la Ópera, además de ser condecorado con una Medalla del Mérito de la República Francesa por su labor como el primer «payaso terapéutico» en los hospitales de la Ciudad Luz. Paralelo a este acercamiento a través de la ficción, el Festival ha programado el interesantísimo documental Chocolat, une histoire du rire (2016), de Judith Sibony, que toma como punto de partida este nombre excluido de las enciclopedias para indagar en el lugar del humor en la historia de los negros en Francia. (Continuará)

 

 

En los últimos días de la ciudad (Akher ayam el madina, 2016), realizado por Tamer El Said, es un exponente del cine egipcio, casi un desconocido entre nosotros, si bien estamos en presencia de una coproducción con Alemania, el Reino Unido y los Emiratos Árabes Unidos. El guion coescrito por el director con Rasha Salti aborda el sugestivo tema del cine dentro del cine por medio de la historia de un hombre que en El Cairo en el 2009, enfrenta todos los obstáculos con el propósito de realizar una película que capture el alma de su ciudad mientras encara la pérdida de su propia vida. El cineasta recibe imágenes de las vidas sus amigos en Beirut, Bagdad y Berlín y, según precisa la sinopsis promocional: «enfrenta una región al borde del abismo filmando la dificultad y la belleza de la vida». El riguroso crítico argentino Diego Battle calificó este «auténtico collage cinematográfico» como «un híbrido quizás un poco abrumador, pero valioso, elocuente, revelador y con imágenes de una enorme potencia».

 

 

El cine filipino constituye otra rareza en nuestras carteleras, no solo durante el Festival, que nos posibilita descubrir con Blanka, coproducida con Italia y Japón, esta cinta de Kohki Kasel. Su título es el nombre de una niña de once años que para sobrevivir mendiga y roba a los turistas en las peligrosas calles de Manila. No obstante hacer lo imposible con el propósito de reunir el dinero requerido para lograr su sueño de «comprarse» una mamá que la ayude a arreglar su vida, la única oportunidad le llega al conocer a un músico callejero ciego que la enseña a cantar y se preocupa por ella.

 

 

Dos nombres que revela esta mirada panorámica son los de Amin Matalqa y Annemarie Jacir quienes codirigieron The Rendezvous (Estados Unidos, 2016), filme que conjuga acción y aventuras, basado en el libro A New Song, seguramente un best seller a juzgar por su tremendo argumento urdido por de Sarah Isaias, quien coescribió el guion. La secta apocalíptica llamada Los Armagedonitas persigue a una doctora judío americana y un burócrata árabe americano que viajan al Medio Oriente en búsqueda de una explicación sobre la misteriosa muerte del hermano de ella, un cazafortunas. Los fanáticos piensan que ellos poseen un pergamino nunca encontrado de los manuscritos del Mar Muerto que podría provocar el fin del mundo.

Otros títulos –en fase de negociación con los distribuidores en el momento de cerrar estos comentarios– quizás podrían enriquecer las propuestas del 38. Festival de La Habana. Siempre serán demasiado bien recibidos por los ávidos cinéfilos del patio.