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Oscar López

10 de enero de 2014

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Dedicaremos hoy esta sección al actor y cantante cubano Oscar López, quien nació en La Habana en 1918 y falleció en París, la capital francesa en el 2004.

Los inicios de Oscar López Díaz como artista profesional tuvieron lugar en 1935, cuando integró la orquesta Lamadrid. Con posterioridad, formó parte de otros colectivos musicales: Orquesta Típica Moderna, Hermanos Martínez, Cosmopolita, Arcaño y sus Maravillas y Los Diplomáticos, entre otras.
En 1938 hizo su debut teatral en el Martí en la revista folklórica Batamú (M.: Obdulio Morales). Ernesto Lecuona, quien lo viera actuar en ese espectáculo, lo contrató para una representación de María la O, protagonizada el 3 de noviembre de ese año por Lydia de Rivera y Constantino Pérez en el Auditórium. A partir de ese momento, López estuvo en conciertos del maestro, que al siguiente año lo invitó a sus presentaciones en Puerto Rico, junto con la Orquesta Internacional, Ernestina Lecuona, el compositor y director de orquesta dominicano Luis Rivera y las sopranos Zoraida Marrero y Sara Escarpanter.
De vuelta a Cuba, participó en el filme cubano Yo soy el héroe (1940, Dir.: Ernesto Caparrós), y se incorporó a la Havana Casino solo unos meses, pues Lecuona lo incluyó en la temporada de arte lírico que ese año efectuó en la capital argentina. Con el maestro también actuó en enero de 1941 en Chile y Perú. Al retornar a La Habana figuró en las nóminas de las orquestas de Gilberto S. Valdés y Hermanos Palau. En abril de 1941 partió hacia México con el elenco de Batamú. Después de presentarse en el Lírico, recorrieron varias ciudades de ese país, en el que López determinó permanecer un tiempo más. En tal época actuó en el Teatro de Bellas Artes, representando a Cuba en la revista Alma América; en el Folies, con María Antonieta Pons; en el Esperanza Iris, al lado de Mario Moreno (Cantinflas); en programas estelares de la XEW, y en algunas películas, entre ellas Amores de un torero (1945, Dir.: José Díaz Morales) y la coproducción cubano-mexicana María la O (1947, Dir.: Adolfo Fernández Bustamante).
Otra vez en Cuba, Lecuona lo llevó a un espectáculo suyo en el Casino Nacional en 1947. Al siguiente año actuó en el teatro Puerto Rico, de Nueva York, con la Pons. La CBS lo contrató allí para una gira en gran parte del territorio norteamericano. Vino después a La Habana, y regresó a Estados Unidos con la compañía de bailes folklóricos criollos Afro Cubans Revue, dirigida musicalmente por René Touzet. Esta experiencia le permitió actuar en el neoyorquino teatro Triboro y el cabaret Havana-Madrid. En marzo de 1950 volvió a la capital cubana, y un mes más tarde viajó a España con otros artistas nacionales que presentaron la revista Embrujo antillano. Terminada esa labor, al siguiente año marchó hacia Francia, y su nombre se anunció tres meses en la cartelera del cabaret parisiense Nouvelle Eve. De nuevo visitó México para otras actuaciones en el Lírico y la XEW. En 1952 fue a California con María Antonieta Pons y, ya en su patria, aceptó propuestas para cantar en Campoamor, Radio Cine y Warner.
Ante una serie de ofertas en España, partió hacia ese país en 1952 y, seguidamente, se trasladó a París, contratado por el Eleghant Piano. Entre 1953 y 1954 lo hizo en Suiza y Argel con la agrupación musical de Raymond Legrand. En 1957 estableció su residencia en la capital francesa, donde llegó a tener orquesta propia, restaurantes y cantó en importantes centros nocturnos y teatros. En años ulteriores hizo presentaciones en otros países europeos y de África
Contratado por el Canal 13, arribó a México en 1976. Cantó en la televisión en un programa de homenaje póstumo al compositor puertorriqueño Rafael Hernández, y compartió éxitos en el teatro Blanquita, del Distrito Federal, con la vedette Yolanda Montes (Tongolele), aparte de recorrer distintas ciudades de la nación azteca. Regresó a Francia en 1977 y, a partir de este año, ya viajó menos. Sus últimas actividades artísticas las hizo en calidad de vocalista del grupo francés Mambomanía, dedicado a cultivar la música de origen afro-antillano. Tuvo que retirarse, tras sufrir un infarto cardíaco a los 80 años de edad. Nunca perdió el contacto con su patria, a la que vino en reiteradas ocasiones, y hasta los días finales de su existencia se mantuvo fiel a su empeño de divulgar la música cubana en el exterior.

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Comentarios



Claudine Jobet / 26 de enero de 2018

Qué gran sorpresa descubrir esta excelente reseña biográfica sobre un artista que aquí en París aportó muchísimo y tuvimos la suerte de llegar a conocer muy bien en sus últimos años. Como prueba, este artículo en francés publicado en el sitio web Ritmacuba: http://www.ritmacuba.com/OscarLopez.html. Saludos de una gran admiradora de la música y cultura cubanas