Odilio Urfé: Imagen y memoria (III)

18 de marzo de 2016

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José Reyes Fortún

 

 

Al maestro Odilio Urfé se debe también la redacción de innumerables notas discográficas en las que plasmaba sus amplios conocimientos sobre la música popular cubana; entre muchas otras, cobran especial relevancia las redactadas en 1962 para los discos “Sones Cubanos” (SLM-LP-PI) de la Editora Nacional de Discos; “Arcaño y sus Maravillas” (LD-3486), y “La música de Pepe Sánchez” (LD-315) ambos del sello EGREM. Por supuesto, que no puede excluirse el amplio destaque que reviste la nota escrita, en la década de los años 80, para el LD-Frank Fernández interpreta a Lecuona y que forma parte del no menos antológico álbum “Frank Fernández: Lecuona-Gershwin” (sello EGREM).
A lo anterior hay que añadir su participación como pianista y asesor musical de los discos de larga duración “Orquesta Urfé”, producido en los años 50 por el sello nacional Puchito; “La Charanga Nacional de Conciertos” (LD-3715 Vol. I-II), “La Rumba y la Conga” (ICAIC-ICA-508), “Danzones bailables” (LD-32), este último para el sello internacional Montilla.
Si bien el pensamiento musicológico de Urfé incursiona por primera vez en la cinematografía en el año 1954, cuando asume la asesoría y musicalización del filme mexicano La Rosa Blanca o Momentos de la vida de José Martí, es en la década de los años 60, luego de la creación del ICAIC, cuando su talento como musicólogo irrumpe con efectividad en el filme Cuba baila, del realizador cubano Julio García Espinosa; al que se suman los vitales audiovisuales “Nosotros la música” (1964), “La tumba francesa de Santiago de Cuba” (1974), “La Rumba” (1978) y “El danzón” (1979); también se le reconoce con amplitud por el asesoramiento musical del mediometraje “Operación Abril del Caribe” (1982); y en 1983, una destacada participación valorativa, junto a Esther Borja y Leo Brouwer en el cortometraje-homenaje titulado “Lecuona”.
Para Odilio Urfé, el estudio y valoración de los géneros de la música popular cubana fue elemento puntual para configurar la guía de sus empeños investigativos. Esto lo llevó, a través de estrictos estudios analíticos, al desentrañamiento de temas dedicados al reservorio críptico de la música afrocubana, en escritos como “Cabildos de nación”; o en temas tan cruciales y de tan alto interés musicológico como “Los altos valores del teatro lírico cubano”, “La canción patriótica”, “El danzón, el bolero y la rumba”, luego divulgados como singulares estudios de una alta valoración. Asimismo, aparecerían otros escritos didácticos suyos, pero con una sentida carga polémica, como “Paternidad verdadera del mambo y el chachachá”, divulgado en la revista Carteles en 1958, “Factores que integran la Música Cubana”, publicado en la revista Isla en 1959, y “Danzones patrióticos y políticos de Cuba”, aparecido en 1960 en una columna del periódico El Mundo.

 

 
El maestro también fue gestor y promotor de un sin número de actividades en la vida cultural del país; desde 1949, con el estimulo y apoyo de importantes personalidades de la cultura cubana, Odilio Urfé fundó el Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas (IMIF), institución que a partir de 1950 tuvo como sede la Antigua Iglesia de Paula (Monumento Nacional).
En el marco del IMIF nacería la Extensión “José Martí”, la cual tenía como principal propósito promover conciertos, coloquios, conversatorios y homenajes a grandes figuras de la cultura musical, por ejemplo: el homenaje tributado al eminente director sinfónico austriaco Erick Kleiber, de tan puntual remembranza, al frente de la Orquesta Filarmónica de La Habana, en el período 1943-1945.
El campo de la pedagogía musical tampoco quedó fuera de su radio de acción: a partir de 1962, reformuló parte del perfil institucional del IMIF para crear el Seminario de Música Popular (SMP), indudable enclave cultural cubano donde elaboró proyectos de amplio espectro pedagógico, encaminados a la enseñanza y superación de los músicos populares.