Nat King Cole
23 de enero de 2019
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Nat King Cole vino por vez primera en 1956. Sus canciones, conocidas de antemano, le abrieron el camino. Arribó procedente de Miami, en el mes de febrero, y fueron muchos los que lo aguardaron en el aeropuerto. Lo acompañaba la esposa.
Un cronista de la revista Carteles apuntaba:
“Alto, elástico, enfundado en un terno oscuro, Nat King Cole avanza sonriente a derecha e izquierda, por entre la multitud de periodistas, gente de Tropicana, fotógrafos de diarios y revistas. Siento lo que canto —declara—. Sé lo que dice la letra de la canción y lo que quiere expresar la melodía. Las uno… y lo digo”.
Las actuaciones de Nat King Cole fueron tan exitosas, los llenos tan colosales, las críticas tan abrumadoramente favorables, las peticiones de que permaneciera más tiempo en cartelera tan numerosas, que el productor y empresario Rodney, de Tropicana, con ese buen ojo artístico-mercantil que lo caracterizó siempre, comprendió que en el caso de Nat King Cole se rompería el viejo adagio de que nunca segundas partes fueron buenas. Y lo contrató también para la temporada siguiente.
Así pues, Nat King Cole regresó en 1957. Desde el 1ro de febrero de aquel año deleitó de nuevo a los cubanos, en vivo, por supuesto. Otra vez se repitieron las expresiones unánimes de satisfacción en críticos y espectadores, pues se le consideraba (y lo era en verdad) uno de los crooners más grandes de su época… y de los mejor cotizados.
Las fotografías de publicidad lo anunciaban como “la voz más emotiva de Norteamérica”, como “el gran estilista de la canción norteamericana” y con otros calificativos más que no dejan de ser objetivos.
Un cronista de la revista Bohemia explicaba que “el fenómeno se produce, precisamente, cuando inicia su retirada por el foro. Porque habiendo estado cuarenta minutos, bien contados, diciendo un mensaje lírico, el público le pide más canciones. Hay tal fluidez en el sonido de su voz y en la emoción de sus matices, que el público, atrapado en la magia de su arte, pide más canciones al interprete genial.”
Nathaniel Adams Cole, tal era su nombre completo, nació en el estado de Alabama, el 17 de marzo de 1919, dándose a conocer como cantante y pianista de jazz, sobre todo a través del King Cole Trio, fundado y dirigido por él.
Unforgettable fue una de las interpretaciones que lo identificaron en todas las latitudes, si bien cantó en español como ningún otro crooner anglohablante de la época. Las posibilidades y avances de la técnica de grabación hicieron posible años después que su hija Natalie cantara a dúo con él ese gran éxito que fue y es, Unforgettable.
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