Miguelito Cuní. Recordando en su centenario al Sonero mayor (III)
30 de marzo de 2018
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Después de la partida de Arsenio Rodríguez, a principios de los años 50, hacia los Estados Unidos, para realizarse una operación en la vista, Cuní se queda como planta en el conjunto de Arsenio, que entonces tomó el nombre del trompetista Félix Chappotín, y fue entonces que afianza su prestigiosa carrera discográfica.
Durante los años 1956-57 el discográfico Puchito logra acaparar la mayoría de los diez primeros lugares del Hit Parade Nacional, y es lógico pues cuenta en su catálogo con los artistas Olga Guillot, René Cabell, Miguelito Cuní, y a la Orquesta Riverside, con su cantante Tito Gómez.
Otras veces es el sello GEMA quien se va pasando, pues se pone a ese gran sonero que es Miguelito Cuní, reviviendo los sones y boleros de Bienvenido Julián Gutiérrez, en una larga duración titulado “Sones de Ayer”.
Aparejados a estos éxitos fonográficos, hay que contar con el sello Maype, que produjo exitosos fonogramas a Miguelito Cuní junto a Félix Chappotín.
Para la década de los 60, la EGREM publica la compilación “Estrellas de Areito”, colección de discos de larga duración que contempló, entre otros, a Richard Egües, Rafael Lay, Felo Bacallao, Pepe Olmos, Tata Güines, Teresita García-Caturla, Niño Rivera, Tito Gómez, y el imprescindible sonero y artífice del bolero, Miguelito Cuní.
En 1947 Cuní emprende un breve ciclo de giras al exterior: viajó a Panamá como integrante del “Conjunto Los Astros” que entonces dirigía el notable vocalista René Álvarez; allí los nativos del istmo, valoraron las sólidas cualidades vocales de Cuní como ¡increíbles! En este país cumple varios contratos interviniendo en los carnavales de Ciudad Colón.
En 1956 fue invitado por Benny Moré para que, con su Banda Gigante, realizara una gira por Caracas, Venezuela. En este país, Miguelito se ganó la admiración y respeto del pueblo venezolano. En Caracas se presentó exitosamente en la televisión y varios centros nocturnos.
Dos islas del Caribe: Aruba y Curazao, se enorgullecen de haberlo tenido en su tierra junto a “Chappotín y sus Estrellas”; allí el alcance universal de nuestro son se reafirma con la acogida y el éxito entre los músicos y pueblos caribeños.
En 1957 arribó a las Antillas Holandesas para hacer presentaciones en importantes plazas de esas islas.
En 1969, junto a Arsenio Rodríguez, ya definitivamente instalado en EEUU, firmó un jugoso contrato para hacer presentaciones en el afamado “Palladium” de New York.
En 1978 estuvo en la Unión Soviética con la “Orquesta Cubana de Música Moderna”, y además, como caso insólito, se hizo acompañar por la “Orquesta Sinfónica de Moscú” cantando los boleros “Convergencia” y “Nos estamos alejando”.
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