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Mi jefe me entiende

7 de marzo de 2014

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getImage.alfresco (Custom)Es una frase mágica que todos quisiéramos decir porque tener un jefe que comprenda que sus subordinados son seres humanos, con virtudes y defectos, que tienen problemas personales, que escuche las ideas y propuestas de todos, que no se cree infalible, que no se guarda los éxitos para él solo, que comparte las iniciativas, en pocas palabras; que trabaja en equipo donde todos tienen un papel a desempeñar porque él no es el ombligo del mundo, es el jefe que todos queremos tener y que se necesita en los días de hoy para poder avanzar. Y no es una utopía y menos aún una contradicción, porque sé, al igual que tú, que el mundo laboral actual es extremamente competitivo, sin embargo esa competitividad que se muestra erradamente en los filmes de hoy día como una despiadada carnicería entre colegas de trabajo donde se ponen trampas, se miente y se hace cuanta cosa horrible puede elucubrar una mente retorcida no es la verdadera competencia que promueve el cambio y el desarrollo. La competencia verdadera no es individualista, sino todo lo contrario; es desplegar todas las potencialidades y talentos personales en el trabajo en equipo, donde las ideas no son propiedad privada, sino que se ponen en la mesa de intercambio para que sean enriquecidas entre todos, y para eso se precisa tener un jefe que potencie esta interacción y el equilibrio, no permitiendo las nefastas influencias de conductas individualistas y traicioneras que traen emociones negativas como la ira, el odio, etc. Y aquí he llegado a la parte que más me interesa porque las emociones  están presentes en todo el proceso laboral,  ya que cuando el modelo de jefe actual -que es el que acabo de describir- actúa en  bien de la actividad laboral, tratando a sus trabajadores como seres humanos, y aclaro; como seres humanos a los cuales se les “saca” todo lo bueno en función que hagan bien su trabajo y NO (las mayúsculas son intencionales) y repito No con paternalismo, se crea un ambiente saludable de emociones positivas como la alegría, la felicidad, porque el equipo sabe que no será traicionado, el éxito no será otorgado solo al jefe, sino que a todos le toca un poco -tampoco igualitariamente porque eso también es injusto, sino en dependencia de su intervención-  a todos los trabajadores, que somos tú y yo y aquel otro y así nos motivamos para seguir creando, produciendo. Dentro de esta interacción laboral, el jefe actual -el jefe que verdaderamente debe ser- tiene que estar capacitado, entre otras cosas, en la conducción efectiva de las relaciones interpersonales y el manejo de las emociones. Pongo algunos ejemplos; En el consejo de dirección este jefe no dirá; he logrado que mi departamento tenga tres investigaciones exitosas, sino que apuntará que los tres equipos de investigación dirigidos por Juan; Isabel y Matías y compuestos por……. investigan con éxito en tal y más cual tema, aún cuando él mismo no esté en ninguna de estas investigaciones. Otro ejemplo; me complace informarles que Antonio, que es mecánico de mi departamento y que es un talentoso inventor ha creado un nuevo aditamento para la maquinaria…. en vez del “en mi equipo de trabajo se ha creado un nuevo aditamento…” y a Antonio que es el verdadero protagonista ni se le menciona.
Creo que todos hemos sentido cólera por lo injusto que puede ser un jefe que necesita brillar a costa de los demás, a veces solapadamente y otras abiertamente porque le pide sin decoro a algún subordinado que le haga un trabajo que después firmará como suyo. La importancia que reviste la capacitación de ejecutivos de cualquier nivel en el manejo de relaciones interpersonales y de las emociones es tan necesaria como la capacitación técnica para el cargo como les he expuesto.

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