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Merecido homenaje

18 de noviembre de 2016

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Una de las personalidades cubanas más relevantes en el mundo de la guitarra es, sin lugar a dudas, el maestro Isaac Nicola, cuyo centenario estamos celebrando, pues nació el 11 de abril de 1916, en la ciudad de La Habana. A él dedicaré mi comentario de hoy.

Hijo de la ilustre guitarrista y profesora Clara Romero, fundadora de la Escuela Cubana de Guitarra, Isaac estudió con ella y más tarde en Paris donde, junto al eminente Emilio Pujol, comenzó a investigar sobre la historia de la vihuela y la guitarra. Fue un excelente guitarrista y pedagogo. Pero esta es solo una breve síntesis biográfica del maestro Nicola, porque su vida profesional es mucho más.

Si Clara Romero oficializó la enseñanza de la guitarra en nuestro país, su hijo la elevó a planos superiores, tomando como base la escuela de Tárrega, de quien había sido alumno Pujol, luego de cuyas enseñanzas, Nicola viajó a España y, en la biblioteca de El Escorial encontró verdaderos tesoros en partituras de siglos pasados.

Un hecho que marcó profundamente a Nicola, fue asistir al estreno en Barcelona, del “Concierto de Aranjuez”, de Joaquín Rodrigo, obra trascendental, cuyo segundo movimiento se ha convertido en uno de los temas guitarrísticos más conocidos en el mundo. Nicola tenía entonces 24 años, y no solo le impacto la obra, sino la interpretación a cargo del guitarrista Regino Sáinz de la Maza.

Isaac Nicola fue un gran intérprete de su instrumento, lo que se evidenció desde los tiempos de Pro-Arte Musical cuando, siendo aún estudiante, interpretó “Pavanas y Gallardas” de Gaspar Sanz, y dos “Preludios” de J.S.Bach, así como “Romanza”, de Mendelssohn, “Goyescas” y “Oriental”, de E. Granados, y “Córdova”, de Albéniz, a dúo con Rey de la Torre, quien fuera otro intérprete de excelencia.

Nicola actuó por última vez en 1957, cuando estrenó la “Danza Característica” de Leo Brouwer, quien fue su mejor alumno y hoy día es un “hito” en la cultura musical cubana, lo que evidencia el excelente magisterio de Isaac.

Respecto a su trayectoria pedagógica, a la que dedicó gran parte de su vida, debo destacar el desempeño como director del Conservatorio Amadeo Roldán, donde reprogramó la enseñanza de la guitarra, aporte que se ha mantenido hasta nuestros días, y en lo que colaboró la también guitarrista Marta Cuervo, otra destacada profesora, que contribuyó, en gran medida al desarrollo de la enseñanza guitarrística en Cuba.

Aunque este comentario es un pequeño homenaje a Isaac Nicola, en el centenario de su nacimiento, el Festival de Música Contemporánea de La Habana 2016 evocará su memoria a través de reciales y conciertos dedicados a él, quien dejó su huella en muchos guitarristas de nuestros días que fueron sus alumnos, como es el caso de Jesús Ortega, y en las aulas del Conservatorio Amadeo Roldán.

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