Mercaderes No. 16 entre Empedrado y O’Reilly
1 de octubre de 2018
|Jardín del antiguo Palacio del Márquez de Arcos.
Escultura a Gabriel García Marques.
Poco tiempo después de que reabriera sus puertas la otrora mansión de los Marqueses de Arcos –uno de los palacios coloniales más hermosos del centro histórico citadino–, restaurado para sede del Liceo Artístico y Literario de La Habana por la Oficina del Historiador, en el espacio destinado a jardín, se ubicó una escultura que evoca la presencia entrañable del escritor colombiano Gabriel García Márquez entre los cubanos.
El destacado escultor José Villa Soberón sumó esta obra al resto de las emblemáticas figuras que ya son familiares al caminante de la ciudad antigua, cuando en el andar cotidiano nos tropezamos con nuestro poeta nacional Nicolás Guillén por la Alameda de Paula; el inolvidable Caballero de París en el convento de San Francisco; el inigualable Antonio Gades en la plaza de la Catedral, entre otras. En este caso, la escultura es copia fiel de la encargada al artista para el museo del Caribe en Barranquilla.
Ahora “el Gabo”, como lo llamaron sus amigos, parece caminar entre el follaje de la vegetación, cual si llegara de recorrer la vieja ciudad, para encontrar un descanso. El lugar fue escogido para rendir honor a la memoria del escritor que un día anduvo por aquí de la mano de nuestro historiador, el Dr. Eusebio Leal y conoció a una de sus vecinas con quien intercambió sabias palabras, porque doña Rosa fue conocedora de los misterios curativos de las plantas.
De ahí que para rememorar su presencia en la isla, en la ciudad y en este específico lugar, por entonces maltratado por el paso de los años, nuestro historiador, con el apoyo y la sugerencia del embajador colombiano, decidió colocar la escultura del amigo en el interior de esta casa, que se llamó: «Retrato en el corazón del jardín»”.
En una de sus manos porta dos libros, deben ser sus obras más preciadas, en la otra una flor, pero, como afirmara Leal el día de la inauguración efectuada en febrero de 2017, lo más importante en la escultura no son los materiales, sino el alma que lleva dentro. De esta forma “el Gabo” se quedó para siempre entre nosotros.
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