¿Medicamentos para las cataratas?
3 de mayo de 2017
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La catarata es la opacidad parcial o total del cristalino, que provoca que la luz se disperse dentro del ojo y no se pueda enfocar en la retina, creando imágenes difusas. El cristalino es la parte clara del ojo que ayuda a enfocar las imágenes sobre la retina, el tejido sensible a la luz situado en el fondo del ojo.
Los síntomas producidos por la catarata dependen de su tipo, pero algunos son compartidos por la mayoría como son la reducción de visión, percepción de brillos o destellos y colores desteñidos. A medida que las cataratas aumentan, la visión puede hacerse más borrosa.
Según el tamaño y la localización de las áreas de opacidad del cristalino, una persona puede o no darse cuenta de que está desarrollando una catarata. El diagnóstico solo puede realizarse mediante un examen oftalmológico, el cual permite determinar la exacta ubicación de las cataratas y su grado de avance.
El riesgo de padecer cataratas aumenta al envejecer. Entre los factores de riesgo para su aparición también están las enfermedades como la diabetes, los comportamientos individuales como el consumo de tabaco o alcohol, así como la influencia del medio ambiente, fundamentalmente la exposición prolongada a los rayos ultravioletas del sol.
La catarata es la principal causa de ceguera en el mundo, en donde existen aproximadamente 30 millones de personas ciegas y el 50% de ellas es por cataratas. Sin embargo, contrario a lo esperado, hasta el presente no existe un tratamiento probado para este problema de salud, a excepción de la cirugía acompañada del reemplazo interno o externo del cristalino.
La operación de las cataratas es una de las más seguras y eficaces. Es una cirugía ambulatoria y utiliza anestesia local. En alrededor del 90 por ciento de los casos las personas que se operan de las cataratas ven mejor después de la operación. No obstante, como cualquier operación, la cirugía para las cataratas tiene también sus riesgos.
Varias evaluaciones también han encontrado que esta cirugía solamente puede alcanzar las expectativas cuando existe una disfunción significativa de la visión antes de practicarla. A pesar de esto, en países desarrollados se observa la tendencia desobre utilizar la cirugía, lo cual puede conducir a resultados decepcionantes o poco significativos para los pacientes.
La carencia casi total de medicamentos para el tratamiento de las cataratas es uno de los tantos temas farmacológicos pendientes que requiere aún de investigación.
De acuerdo con la teoría quinoide, desarrollada en Japón y centrada en inhibir competitivamente la combinación de sustancias quinoides con las proteínas del cristalino y la generación de radicales sulfhidrilo (SH), la catarata se desarrolla por el cambio de la proteína hidrosoluble del cristalino a forma insoluble por acción de las quinonas producidas por el metabolismo anormal delos aminoácidos triptófano y tirosina.
Sobre esta base se han desarrollado algunos productos, los cuales deben usarse sólo por prescripción médica.
Uno de ellos es el polisulfonato sódico de dihidroazapentaceno, comercializado con la marca Lutrax ®. Este producto se emplea como coadyuvante en el tratamiento de la catarata senil y catarata traumática. El mismo tiene afinidad por el radical SH y además posee una acción de activación proteolítica de la enzima presente en el humor acuoso de la cámara anterior del ojo. Por ello no sólo funciona como profiláctico en la prevención de la catarata, sino que también crea la posibilidad de absorber la opacidad ya formada. Los resultados de un estudio realizado con este producto mostraron una mejoría de la visión lejana en el 58% de los pacientes y de la cercana en el 43% de ellos.
Otro producto es la pirenoxina, comercializada bajo las marcas Clarvisan ® y Catalin G®. El compuesto contiene el ácido 1-hidroxipirido (3,2-a)-5 fenoxazona-3 carboxílico, derivado de la piridofenoxazina, el cual selectivamente impide la acción de las quinonas y mantiene la transparencia del cristalino.
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