ribbon

Martí y la pintura japonesa

3 de mayo de 2024

|

 

fas201910_hokusai04

Fugaku Sanjurokkei: Kanagawa-oki Nami-ura (Treinta y seis vistas del monte Fuji: La gran ola de Kanagawa) es una de las obras más icónicas de Katsushika Hokusai

 

Según avanzó el siglo XIX, y sobre todo durante su segunda mitad, el interés por las antiguas culturas asiáticas fue creciendo en Europa y en Estados Unidos, algo estrechamente relacionado con la universalización de los mercados y el control de las materias primas, factores requeridos por los procesos de industrialización propios del desarrollo del capitalismo. Las culturas del mundo árabe, las mesopotámicas y las de la India, China y Japón atrajeron a muchos artistas y escritores, proceso que se extendió también por nuestro continente y que contribuyó a los grandes cambios y renovaciones de las expresiones culturales de la modernización del Occidente. Y el cubano aprovechó su manejo del inglés y del francés para mantenerse informado al respecto con la lectura de libros, periódicos y revistas en tales lenguas.

Ya desde los inicios del decenio de los ochenta, Martí expresa en sus escritos para los diarios hispanoamericanos su atención hacia el imperio de Japón, al que califica en más de un caso Esta última particularmente atrajo la atención del Maestro, impactado por el veloz avance de aquel imperio en su incorporación de elementos del mundo moderno. Así, en un texto de 1883 llama a ese país “un nuevo hermano, y no el menos meritorio ni brillante de los pueblos modernos.” En otras ocasiones refiere elementos del desarrollo industrial y de las comunicaciones en Japón al informar acerca de su producción de velocípedos y del rápido crecimiento de su tendido telegráfico.

Mas su extraordinaria sensibilidad artística le impulsa a leer y escribir acerca del arte moderno que se iba creando en aquel archipiélago. “Pintura japonesa se titula un texto suyo traducido de un escrito en francés acerca de esas obras presentadas en la Exposición Universak de 17878 en París. En `él se explica el desarrollo del arte pictórico japonés desde el siglo VII y la fundación de la escuela oficial de pintura en el año 808 llamada Edokoro. Menciona al pintor Tsunetaka, Toka, del siglo IX, el iniciador del período romántico a quien se le consideraba el fundador de la pintura japonesa moderna, lo compara con el francés Eugenio Delacroix y el creador del género llamado Tosa, cuyos temas eran “reuniones o retratos de ricos señores, con fastuosos vestidos de ceremonias, recargados de ornamentos,” Otra familia de artistas de igual antigüedad es la de los Kano, la que “perpetúa una serie de modelos consagrados por el gusto público.” Su fundador fue Masanoba y le sucedió su hijo Motonobu.” Esa familia “representa la influencia del arte chino en el japonés.”Los otros dos géneros de pintura japonesa son el Ukiyoé, de costumbres, y la la pintura Sunié, de paisajes con tinta.

Buena parte del, texto traducido por Martí se dedica a numerosos pintores del siglo XIX, donde se destaca a Hosukai, “autor de los 18 álbumes que todo pintor francés posee hoy en su taller.” Este pintor es aún hoy aún reconocido como uno de los grandes maestros de la pintura japonesa.

Galería de Imágenes

Comentarios