Martí reporta sobre clubes nuevos del Partido Revolucionario Cubano
21 de junio de 2024
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El periódico Patria es el ejemplo quizás más acabado de la moderna y eficaz capacidad comunicativa del periodismo martiano. Para cumplir su fin de impulsar el patriotismo y exponer su proyecto de la “república nueva” cubana en medio de los acelerados cambios que ocurrían en el mundo y particularmente en el continente americano Martí se valió de muy variados recursos para atraer y sostener el interés de sus lectores. De hecho cultivó los considerados posteriormente como géneros del periodismo: el editorial, la nota informativa, la crónica, el comentario, el artículo de fondo. Todos ellos sostenidos en una absoluta y original unidad estilística, en un brillante y propio manejo de la lengua española, y en el empleo sistemático de enriquecedoras imágenes. Sin dudas, el periodismo martiano es pare decisiva de su obra literaria.
Un ejemplo de lo dicho lo constituyen seis textos aparecidos en Patria durante 1892 y 1893. Todos ellos dan la noticia de nuevos clubes del Partido Revolucionario Cubano fundados en diferentes localidades de Estados Unidos.
Comento el primero que publicó, justamente el más breve y por ello quizás el más elocuente de la capacidad martiana para exponer una información de importancia en muy corto espacio con envidiable encanto. Su título es, justamente “Clubs nuevos”. Ocupan sus palabras dos breves párrafos y tres líneas al final donde entrega los nombres de esos clubes: “Ignacio Agramonte”, de Filadelfia y “Los Macheteros”, de Atlanta.
En el primer párrafo Martí reflexiona acerca del patriotismo y nos dice que este “suele necesitar de espuela, sobre todo cuando ha visto una vez y otra la ineficacia de su abnegación: porque la abnegación es ineficaz, y el genio mismo, cuando no se le conduce en acuerdo previsor con las desdichas a cuyo alivio se consagran. Y puede un patriota virtuoso, llevado de legítima impaciencia, excitar a sus paisanos a contribuir con su energía y actividad a la obra común, sobre todo cuando la obra parece ser definitiva.” Ambos juicios revelan la madurez del Maestro como líder político y observador atento de las personas y de las tensiones propias de la política.
El párrafo siguiente expresa, en contraposición que resulta positiva, cómo ya se vivía otro momento: “Pero esta vez, el patriotismo acude de sí propio, y la impaciencia es suya. Es tan necesario exhibir nuestras fuerzas, como pueril encomiarlas. Hemos empezado a hacer lo que debemos. ¡Confiamos otra vez!” Ya la impaciencia era, pues, de todos y tal unanimidad sí hacia posible el triunfo. Y cierra así: “¡Gran pecado sería el de quienes pusiesen en riesgo , con alguna equivocación, esta magnífica confianza!”
Obsérvese ese llamado final a no cometer errores que afectasen la unidad de los patriotas, esa que, a su impulso y ejemplo, lograba el Partido Revolucionario Cubano. Político brillante, sustentado en su liderazgo ya para entonces aceptado, Martí nos entrega con este escrito una pequeña clase de cómo liderar una revolución.
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