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Martí presenta a Gonzalo de Quesada

28 de junio de 2024

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Foto junto a Gonzalo de Quezada y Aróstegui y su esposa Angelina Miranda y Govín.

Foto junto a Gonzalo de Quezada y Aróstegui y su esposa Angelina Miranda y Govín.

 

Los últimos días de enero de 1895 fueron extremadamente tensos para José Martí, pues se aprestaba a salir hacia República Dominicana para reunirse con el general Máximo Gómez e iniciar la guerra independentista en Cuba. El 29 firmó la Orden de alzamiento junto con José María Rodríguez y Enrique Collazo, los representantes del General en Jefe, enviada de inmediato a Juan Gualberto Gómez en La Habana. Ese día y el siguiente redactó apresuradas cartas y telegramas hacia Tampa y Cayo Hueso en las que presentaba a los patriotas de su mayor confianza en esas localidades a Gonzalo de Quesada, uno de sus principales colaboradores en Nueva York, a quien designaba como su representante para recoger urgentes fondos monetarios destinados a la contienda libertadora.

Es interesante apreciar cómo el Delegado del Partido Revolucionario Cubano describía a su enviado, quien no era conocido personalmente por la mayoría de aquellas emigraciones de la Florida. Se destacan entre ellos José Dolores Poyo, el patriarca de los cubanos de Cayo Hueso; el doctor Eligio Palma; el coronel Fernando Figueredo y el general Serafín Sánchez; Ramón Rivero Rivero y Eduardo Hidalgo Gato, dueños de fábricas de tabacos; y Paulina Hernández y Ruperto Pedroso, el matrimonio que solía albergar a Martí en su hogar.

A Ramón Rivero Rivero le dice: “Yo no ando por aquí, sino lejos. Yo no puedo erar. Debo arrollar y convencer por donde quiera que pase. Yo no puedo esperar. Cuba no puede. Gonzalo y Vds, serán enseguida mi propio corazón.” A Paulina y Ruperto les explica: “Allá va otro hermano y Vds. saben que yo solo llamo asó a quien tiene ancho y puro corazón. Solo dos horas estará en Tampa, la primera vez, mímenlo. Estamos en horas de mucha grandeza y dificultad, y él va a un servicio glorioso.” A Fernando Figueredo le explica: “Vd. no necesita de palabras; por segundos estoy contando mis instantes: mudo de rumbo, porque no se me da tiempo para más. Gonzalo va en mi lugar, y lleva dos objetos: que con su visita se apriete ahí nuestro corazón, y hable y obre de modo que en Cuba enseguida se sepa y resuene… Gonzalo estará un solo día, Rodéemelo, y véale qué bella alma.”

A José Dolores Poyo le escribe:”Gonzalo de Quesada es mi carta.”… Gonzalo más noble cada día,—y limpio ya, a pesar de sus años jóvenes, de las tentaciones que a hombres de menos grandeza natural hubieran podido afearle el carácter,–me ha dado siempre, y hoy más que nunca, en estos días de deber y de honor,–pruebas de las más raras virtudes—modestia, lealtad, entusiasmo, desinterés, abnegación,.— Quiéralo sin miedo, y con las dos alas del corazón, como él lo quiere a Vd.—Es un placer amar. Júntense y que se sepa en Cuba. Y a Eduardo Hidalgo Gato le expresa: Gonzalo de Quesada va al Cayo,–por mí va,–a que los cubanos lo rodeen y enseñen a Cuba, con la ocasión de él su corazón actual,–y a hacer porque—en la campaña suprema a que me pongo hoy en camino,–no me falle la pequeñez porque suelen fallar las obras más seguras.” “Muestrémele cariño, que él no es tortuoso ni hipócrita.”

Hermosa y cariñosa la presentación martiana de Gonzalo de Quesada, quien cumplió exitosamente la misión encargada por el Delegado en la Florida.

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