Martí desde “Patria”, frente al anexionismo
12 de agosto de 2022
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Desde su primer número, el 14 de marzo de 1892, el periódico Patria dedicó el grueso de sus páginas al gran tema de la independencia de Cuba. Así, los males del colonialismo español y el enfrentamiento a las tesis de los autonomistas, dado que ambos asuntos eran la motivación de los patriotas para actuar en sentido contrario, por lo que fueron tratados con frecuencia en esa publicación fundada y dirigida por José Martí.
No pasaron muchas semanas para que un tercer tema también apareciera en Patria: la anexión de Cuba a Estados Unidos. Ello preocupaba a Martí desde su arribo al vecino del norte en 1880, ya que desde entonces compendio que tal era una línea de acción hacia la Isla compartida por buena parte de la clase política estadounidense al igual que por ciertos sectores cubanos, admiradores del sistema allí establecido o con fuertes intereses económicos relacionados con aquel país. De este modo, mientras que la lucha libertadora era imprescindible, impedir esa anexión era necesidad también inmediata para evitar la frustración del proceso libertador mediante la incorporación de la Isla a Estados Unidos.
El 2 de julio, ya electo delegado del Partido Revolucionario Cubano, Martí incluyó en Patria su escrito titulado “El remedio anexionista”. Allí considera como “un excelente augurio para los partidarios de la independencia cubana” que los mantenedores de de la dominación española, fueran cubanos o españoles, renovaran “en pequeño los trabajos anexionistas los que, a su juicio, “nunca volverán a tener las proporciones que, un día por otras causas tuvieron”. Señala su origen esclavista, en alusión al afán de mantener ese oprobioso sistema uniendo la Isla a los estados esclavistas sureños y explica cómo varias razones aún no otorgaban prioridad a semejante idea. Y encuentra que tal interés anexionista dentro de Cuba demuestra cómo “lo más prudente y tibio” de aquella sociedad ya estaba convencida de la imposibilidad de hallar acomodo con España.
De todos modos, el Maestro estima que la idea de la anexión es un factor político que se ha de tratar como tal a la vez que se demuestre su ineficacia. Tal “hábito de servidumbre”, para él, no inspira simpatía sino coraje. Y aclara que el pueblo norteño es diverso del cubano, que aquel tiene miras distintas a las de los cubanos, y las define como “miras de factoría y de pontón estratégico”. Explica además que la república vecina “se declara ya agresiva, y nos comprende como puesto de defensa necesaria, en su plan de agresión.”
Sin explicitar ese sentido agresivo, es obvio que Martí aludía a las acciones expansionistas hacia América Latina manejadas en los círculos de poder económico y político estadounidenses y a la aspiración de estos de controlar el canal de que ya se construía en Panamá, lo cual requería además de un sistema defensivo por Centroamérica y el Caribe.
Con sumo tacto, posiblemente, entre otras cosas, para tratar de atraer a esos anexionistas enemigos del dominio hispano hacia el independentismo, Martí ofrece en este artículo una visión firme del peligro que representaba la anexión para sus mismos intereses. El líder político maduro, el conocedor a fondo de su tiempo histórico y de los caminos que se estaban abriendo hacia el futuro, concluye este artículo, entonces, tratando de acercar hacia la independencia a esos que ya no encontraban satisfacción bajo la monarquía española.
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