Martí ante el primer cónclave de países de América
13 de junio de 2022
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La reciente cumbre de las Américas convocada por Estados Unidos para los Ángeles y considerada por la mayoría de los analistas como un fracaso de la potencia norteña para alcanzar sus objetivos, hace recordar la Primera Conferencia de las Repúblicas de América en la ciudad de Washington,
El 2 de octubre de 1889 inauguraba oficialmente la reunión James G. Blaine, el secretario de Estado del país convocante, un político astuto, ambicioso, interesado desde años atrás en llegar a la presidencia de su nación, muy bien relacionado con los primeros trusts monopólicos que se iban ya formando, y quien desde su breve paso por ese cargo en 1881 ya había manejado la idea.
Martí había calado y denunciado mucho antes las intenciones expansionistas de Blaine y de los intereses con él asociados sobre las tierras de nuestra América. Y por eso su pluma desenmascaró el cónclave desde sus anuncios. En el diario “La Nación”, de Buenos Aires, el cubano publicó once largos artículos dedicados al tema y cuatro en “El Partido Liberal” de México, algunos luego de terminada la conferencia. A todas luces, Martí privilegió la exposición de sus análisis en la publicación argentina porque la delegación de ese país llevó la voz cantante en la oposición a las propuestas estadounidenses.
En esa campaña antimperialista, que incluyó no solo el señalar los intereses económicos y políticos tras el asunto sino hasta el relevante papel de la prensa para crear una conciencia favorable a esa expansión estadounidense, el Maestro logró reunir a casi todos los representantes de Latinoamérica el 19 de diciembre de 1889, en la Sociedad Literaria Hispanoamericana de Nueva York, donde pronunció uno de sus más significativos discursos, titulado “Madre América” en el que, con elocuente brillantez, explicó las diferencias constitutivas e identitarias entre las dos partes del continente y clamó por la unidad de acción de nuestros pueblos.
Una sola cita del texto que escribiera para “La Nación” el 2 de noviembre de 1889, demuestra la perspicacia y hondura de su antimperialismo, que no solo denuncia sino que también plantea la acción defensiva unida de nuestra América. Así Martí se proyecta como un líder de nuestra región con mirada universal y prospectiva hacia el futuro inmediato.
“Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder, ligadas por el comercio libre y útil con los pueblos europeos, para ajustar una liga contra Europa y cerrar tratos con el resto del mundo. De la tiranía de España supo salvarse la América española. Y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia.
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