Marqués de Comillas
23 de marzo de 2022
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Hace muchos años tocaba frecuentemente puerto cubano un vapor muy conocido que hacía la travesía a España y se nombraba Marqués de Comillas. Y Comillas es el nombre de la villa en que nació en 1817 Antonio López López, nuestro personaje, quien descolló como naviero y fue luego senador vitalicio, cargo al que sin dudas accedió por sus servicios a la Corona española y su mucho dinero.
Tenía López López 33 años cuando se inició en el negocio de la navegación comercial en Cuba. Era el mes de marzo de 1850 y el naviero creaba entonces una línea para el trasiego de mercancías y pasaje entre los puertos de Santiago de Cuba y Guantánamo, utilizando para ello el vapor General Armero.
Aquel negocio dejó buenas ganancias. Y ello, en gran medida porque además incluía el tráfico ilegal de mano de obra humana, o sea, la despiadada trata de negros esclavos, que realizaba en contubernio con las autoridades coloniales.
Es más, cuando en 1868 se rompieron las hostilidades entre los patriotas independentistas cubanos y las tropas al servicio de España, el gobierno colonial recurrió a su aliado y socio Antonio López López para que organizara una compañía de buques que transportara las tropas desde España. Puso entonces al servicio de la metrópoli una flota de 25 barcos, unos de propiedad suya y otros más arrendados para el traslado de soldados.
La denominada Compañía Trasatlántica realizó su primer viaje en noviembre de 1868. Se asegura que la compañía dio más de 1,000 viajes a lo largo de diez años de guerra emancipadora en Cuba, pues ya en 1869 se regularizaron las salidas, con frecuencia de dos veces al mes. Dichas salidas tenían como puertos de embarque a Cádiz, Barcelona y Santander. Los puertos de desembarco en Cuba variaban según las necesidades y los acontecimientos bélicos que estuvieran sucediendo.
El personaje murió en 1883 y en modo alguno los cubanos tenemos nada que agradecerle. No obstante, su nombre regresó a nuestra historia cuando el buque Marqués de Comillas se hizo asiduo de nuestros puertos y trajo miles y miles de ciudadanos españoles, ya en la primera mitad del siglo XX, que venían con el propósito de iniciar una nueva vida aquí, porque en el suyo de origen la situación económica se les hacía intolerable. Llegaban al Nuevo Mundo a hacer la América, como se decía, llenos de esperanza.
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