Maria Sibylla Merian, ¿quién fue?

13 de octubre de 2017

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Josefina Cao López

 

 

Científica, entomóloga, artista, pintora, grabadora, naturalista y exploradora. Nació en Frankfurt, Alemania, el 2 de abril de 1647 y murió en Ámsterdam, 13 de enero de 1717. Su padre, fue un famoso editor y grabador suizo llamado Matthäus Merian el Viejo (1593-1651), mencionado en todas las historias del grabado universal. Fue cronista de ciudades, viajes y descubrimientos; como un buen reportero moderno, estampó la imagen de las principales ciudades alemanas. Murió cuando Maria tenía sólo tres años, pero siempre fue una figura inspiradora para ella, tan orgullosa estaba de su padre, que firmaba sus obras como “María Sybilla Merian, la hija de Matthäus el Viejo”.

Su madre contrajo matrimonio un año después con un pintor de flores flamenco, Jacob Marrell (1614-81), que fue un pintor perteneciente a la escuela bodegonista de Utrecht. Contemporáneo de Vermeer de Delft y Rembrandt. Trajo a Francfurt rasgos del esplendor del Siglo de Oro holandés. De su padrastro aprendió Maria Sibylla Merian sus primeras lecciones, ya que éste la animaba a dibujar y a pintar.

En el que fuera el taller de su padre aprendió técnicas de ilustración (dibujo, mezcla de colores, grabado en planchas de cobre) y desde los 13 años se formó como aprendiza de Jacob. Fue por esta época, 1860, en que Maria se introdujo a la pintura de flores holandesas. Este interés por la pintura, junto con su aguda observación y fascinación por el mundo natural, la llevó a crear sus primeras ilustraciones de insectos y plantas a partir de especímenes que ella misma había capturado. Y así, al igual que las mariposas que ella dibujaba tan exquisitamente, María se transformó de artesana a artista y científica. Su espíritu libre y aventurero también floreció ricamente impregnando sus dibujos con una estética diferente que embelleció y motivó a la Entomología.

Durante su carrera, Maria describió los ciclos de vida de 186 especies de insectos. A través de su investigación empírica exhaustiva, ayudó a establecer las bases científicas de la Entomología.

Ella misma declaró: “En mi juventud me dediqué a buscar insectos. Empecé con los gusanos de seda de mi ciudad natal de Francfurt. Después establecí que a partir de otras orugas se desarrollaban muchas de las bellas mariposas diurnas, como lo hacen los gusanos de seda. Esto me llevó a recoger todas las orugas que podía encontrar para observar su transformación”.

 

 

De manera que estudió la metamorfosis completa de varios lepidópteros, los detalles de las orugas, las crisálidas, y las plantas de las cuales se alimentaban las orugas. Ilustró así todos los estadios del desarrollo en su libreta de bocetos.

Su libreta de bocetos constituyó lo que sería su primer libro, publicado cuando tenía 28 años, en 1675, con el nombre de “Nuevo libro de flores”. En este, las flores son reproducidas de forma muy ingeniosa y detallada. Los dos últimos volúmenes del libro se publicaron en 1677.

A los 18 años, en 1665, se casó con un pintor especializado en arquitectura, Johann Andreas Graff. Dos años más tarde tuvo su primera hija, Johanna Helena, y la familia se mudó a Núremberg. En 1678 nació su segunda hija, Dorothea María.

En 1679, publica su libro “La oruga, maravillosa transformación y extraña alimentación floral”, que es considerada su segunda gran obra. En este libro presentó los distintos estadios de desarrollo de las diferentes especies de insectos sobre las plantas de las que se alimentan.

Con 38 años, y después de veinte años de matrimonio, en 1685, Maria, se separa de su marido. Se va a vivir con su cuñado, su madre y sus hijas, a una comunidad religiosa labadista, en el Castillo Waltha (Holanda) propiedad de Cornelis van Sommelsdijk, (gobernador de Surinam) en la provincia de Frisia, en los Países Bajos. Allí estudia la fauna y flora tropical sudamericana que sus compañeros labadistas traían de sus plantaciones en Surinam. Tras la muerte de su cuñado, un año más tarde, en 1691, decide trasladar su domicilio a la capital holandesa. Una vez establecida en Ámsterdam, su fama como naturalista, artista y experta en insectos le proporcionó acceso a las colecciones tropicales de familias influyentes, esto reforzó aún más su decisión de viajar a  Surinam. La fascinación que sentía por la flora y fauna tropical de este país hace que consiga una beca para viajar a Surinam y en 1699 con 52 años, embarca en una expedición a la colonia sudamericana. Allí observó y pintó a los animales y plantas autóctonos, los clasificó utilizando los nombres originales dados por los indígenas y describió los usos que les daban los nativos del país. Todo ello animada por el amor a la ciencia y el afán enciclopedista. Durante dos años, en compañía de su hija mayor, estudió y documentó, mediante dibujos y acuarelas, los insectos y la exuberante flora de surinamensis, unas observaciones que luego publicaría en forma de lujoso volumen ilustrado.

 

 

En 1701, la malaria la obligó a regresar a Holanda. Cuatro años más tarde, publicó su Metamorphosis Insectorum Surinamensium, un trabajo sobre los insectos del Surinam de enorme influencia en su campo de estudio. En 1715, Maria Sibylla sufrió una apoplejía y tras dos años de estar postrada en una silla de ruedas, esta gran científica y artista murió en Amsterdam, a la edad de 70 años.

Aunque ignorada durante mucho tiempo, es considerada actualmente como una de las más importantes iniciadoras de la entomología moderna, gracias a las observaciones detalladas y a su descripción, con ilustraciones propias, de la metamorfosis de las mariposas.

 

Recordemos que…“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.