Marcus Garvey
27 de marzo de 2019
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Personalidad atrayente y rica en matices, aunque para algunos no resulte muy conocida, es la de Marcus Garvey, uno de los héroes nacionales de la vecina isla de Jamaica y líder de los derechos de los hombres y mujeres de la raza negra.
Marcus Garvey arribó a La Habana el 1ro de marzo de 1921 y la prensa reseñó ampliamente su paso por la capital, pues por aquellos días gozaba ya de mucho prestigio.
El diario El Heraldo de Cuba apuntaba. “El señor Garvey es un orador formidable, pronuncia sus discursos investido de una toga roja, galoneada de verde y negro, y posee una elocuencia realmente tribunicia”.
Los objetivos de su programa se resumían en tres aspectos esenciales: a saber, la independencia económica, el mejoramiento social y el reconocimiento de la personalidad política para las personas de la raza negra; recordemos que en la segunda década del pasado siglo XX el continente africano era una inmensa colonia de Europa y el racismo se expandía por el mundo mucho más que hoy.
El visitante concedió varias entrevistas. En una dijo así: “Vengo de Nueva York y ando en viaje de recorrido por las Antillas, visitando las numerosas sucursales que tiene establecidas la Asociación Universal para el Mejoramiento de las Condiciones del Negro.”
“En Cuba –proseguía Garvey– tenemos establecidas 25 secciones, pero me dispongo a visitar nada más que las de Morón, Nuevitas y Santiago de Cuba”.
En otro fragmento de aquella misma entrevista destacaba algunos de sus postulados:
“Hay un error al suponer que yo quiero llevar a los negros al África. Yo creo que los negros americanos han coadyuvado al establecimiento de la civilización norteamericana y, por tanto, tienen perfecto derecho a vivir en los Estados Unidos y a aspirar allí a la igualdad de oportunidades y de trato. Cada negro puede ser ciudadano de la nación en que haya nacido o de la que escoja; pero preconizo la constitución de un gran estado en África que, figurando en el concierto de las naciones del mundo, haga de la raza negra una raza tan respetable como las demás”.
Hasta el presidente cubano Mario García Menocal, lo recibió en Palacio, por tratarse de una personalidad sobresaliente y representativa del movimiento en favor de los derechos de los negros.
Se le llamó el Moisés negro y fue el líder del movimiento negro de masas más grande de su tiempo, que fundó en 1914 y al cual denominó Asociación Universal para el Mejoramiento de las Condiciones del Negro.
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