Magda Resik: “Somos los patrimonialistas de la radio cubana”
30 de enero de 2015
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Tomado de Cubarte
Foto: Alexis Rodríguez.
Habana Radio —fundada el 28 de enero de 1999— es una de las estaciones que mantiene y defiende en Cuba un estilo singular. Desde aquella fecha y hasta hoy Magda Resik, junto a un valiosísimo equipo de trabajo (donde se insertan importantes figuras de la cultura cubana) continúa haciendo de la radio un medio útil, entretenido e instructivo.
Dieciséis años atrás, profesora, la información era totalmente diferente, las rutinas productivas también. En ese escenario y en ese contexto, apareció Habana Radio. ¿Cómo nació y cómo sobrevive hoy?
Bueno, Habana Radio nació de la voluntad convencida del Historiador de la Ciudad de La Habana de que para lograr que un proceso de rehabilitación integral de un centro histórico se enrumbara, recibiera una receptividad de la población residente y la población se convirtiera en elemento actuante, participativo y de acompañamiento al proceso, era importante, era muy necesario contar con medios de comunicación propios, que permitieran lograr que las políticas alrededor de la gestión de restauración fueran evidentes para esa ciudadanía, y de algún modo también esa ciudadanía ayudara a construir el proceso.
En aquel momento, la sensibilidad hacia un proceso como este tipo de radio, asociada al patrimonio, a una gesta rehabilitadora, no era tan grande; sin embargo, en la máxima dirección del país, y especialmente en Fidel, había un convencimiento de que emplear los medios de comunicación en este camino era algo muy útil, productivo y necesario.
De tal suerte que el Historiador recibió la autorización para fundar una emisora que, como sabes, está adscrita a la Oficina del Historiador y metodológicamente suscrita al sistema de la radio y la televisión cubanas; pero una emisora que sin dudas, al estar adscrita a la Oficina del Historiador, se convertía en vocera de temas cruciales en el momento para la sensibilización a la ciudadanía, como el patrimonio, la historia, la cultura. Y esta emisora —de muchas maneras— empezó a generar toda una serie de procesos comunicativos a lo largo de los años, que permitieron una construcción de imagen pública de los residentes en esta zona de la Habana Vieja, permitió la elevación de la autoestima de esos pobladores, del sentido de pertenencia a una zona que evidentemente posee invaluables tesoros para el patrimonio de la nación y del mundo, reconocida debidamente por la UNESCO por todos esos valores patrimoniales.
Eso hizo que de cierta forma este medio de comunicación fuera como tal—como lo dice este calificativo—un medio, un mediador en la construcción de identidad, en el desarrollo y los procesos asociados a él, también en la participación ciudadana.
Eso es lo que yo creo que ha logrado Habana Radio a lo largo de los años, al punto de que ahora se ha convertido en La Voz del Patrimonio Cubano.
En aquel tiempo éramos La Voz cercana de una Añeja Ciudad, transmitíamos apenas con 300 watts de potencia, nos escuchábamos—como decíamos nosotros—entre nosotros mismos; pero sin dudas esa vocación fundadora por un lado y replicadora de buenas prácticas en el manejo del patrimonio, hizo que cada vez más la emisora fuera codiciada como medio de comunicación por un grupo mayor de la ciudadanía y de la población cubana, y eso ha hecho que la emisora ya llegue a los principales focos en las diversas provincias del país donde se están realizando procesos de restauración y rescate de la memoria del patrimonio, en zonas a veces alejadas, pero con las cuales tenemos algo que construir en común, que es todo el proceso de rescate integral de nuestros centros históricos.
Pienso que, en ese sentido, Habana Radio desarrolló un camino que hoy día incluso nos estamos preocupando por sistematizar teóricamente, por lograr plantear, desde el punto de vista académico, cuán importante es la mediación comunicativa en los procesos de restauración integral de los centros históricos.
¿Por qué asumir entonces una programación diferente y no seguir el modelo de las emisoras cubanas actuales, o sea el modelo simple, tradicional?
Nosotros creemos mucho en la caracterización de las emisoras cubanas. Aunque en un instante las emisoras llegaron casi a calcarse unas a otras, la realidad es que la radio cubana siempre estuvo muy bien caracterizada, y había emisoras de gran tradición —y existen hoy todavía esas emisoras— que exhibían un modo muy propio de hacer y de decir.
Esa es nuestra defensa: nosotros intentamos lograr algo diferente, precisamente porque si esta emisora iba a ser el eco de la gestión que se estaba produciendo y del modelo singular que se estaba dando en el Centro Histórico de La Habana, tenía que ser un reflejo de ese modelo, de esa gestión, y no otra cosa. Y entonces quisimos aferrarnos a que el propio modelo y gestión y el propio proceso liderado por el Dr. Leal nos ofreciera las claves para delinear una programación que se pareciera a ese proceso, y que, desde el punto de vista de sus presupuestos éticos y estéticos, fuera el reflejo de la gesta que se está viviendo en esta zona histórica.
Eso después se amplió, por supuesto, a todo el país, y eso ha permitido de muchas maneras afianzar una programación original, única en su tipo, con una visión muy integradora de fenómenos como la cultura, la historia, la identidad cubana; con una voluntad muy acendrada de rescate de la memoria musical cubana. O sea que quizás somos los patrimonialistas de la radio cubana, al menos intentamos serlo.
Hay quienes en el medio afirman o asocian a Habana Radio con el patrimonio, pero también con lo más selecto de la cultura. ¿Sería un error afirmar que Habana Radio es la voz de la cultura cubana, o es demasiado absoluto?
Me parece siempre un extremo, ¿no?, porque hay otras emisoras del país que se proponen, entre sus líneas y perfiles editoriales, la promoción y la salvaguarda de la cultura cubana.
Yo creo que en Habana Radio lo que sí podemos encontrar es una intención muy marcada por jerarquizar los verdaderos valores de la cultura cubana ante la ciudadanía; recolocar todos esos valores que atesoramos, que a veces están hasta olvidados, y devolvérselos a la ciudadanía como un tesoro o patrimonio que ellos deben preservar y cuidar. Y en ese sentido, me parece que sí, que hemos intentado tocar a la puerta de lo mejor de los artistas y escritores, convocar a los científicos de gran prestigio, a todo un universo de pensadores, que abarcan todas las ciencias y expresiones profesionales del país, para que nos ayuden en este empeño. Y sí hemos tratado de censurar todo aquello que nos resulta bochornoso, asociado a la cultura cubana.
Nos parece que cultura cubana es una expresión muy alta, que debemos ponderar y defender, porque es la que consolida nuestra identidad. Y en ese sentido, hemos tratado de censurar en nuestra emisora —y no le tengo miedo a la palabra censura— todo aquello que esté proponiendo vulgarizar, banalizar la cultura seudoculturalmente, esas propuestas seudoculturales, que realmente no se dan la mano con las vanguardias artísticas e intelectuales de las que presume este país en todos sus tiempos.
Hemos tratado de desterrarlas del entorno del espectro radial de Habana Radio.
Habana Radio no solamente se queda en la emisora, sino que va más allá. ¿Acaso cumple con ese modelo de plataforma multimedial?
Si queremos ir con los tiempos y si queremos ser realmente voceros de lo que sucede en nuestros centros históricos hoy… Porque no se trata de restaurar una ciudad para contemplarla en un paisaje del pasado congelado; se trata de restaurar ciudades para vivirlas, porque son habitadas, porque deben tener un uso contemporáneo.
La refuncionalización contemporánea de las ciudades implica que no debemos estar ajenos a las nuevas tecnologías. Y en ese sentido, para Habana Radio la lectura se traspasa, y hemos tratado de asumir todos los lenguajes de la comunicación en este momento; de la comunicación entendida como ese gran espectro de herencias de medios tradicionales, de modos de hacer un tanto no convencionales, o a veces se piensa que la voz viva está fuera de uso, y ese diálogo directo con un receptor que quiera conocer de nuestros procesos o intercambiar sobre nuestros procesos también lo validamos.
Por eso hemos tratado de que Habana Radio sea una suerte de foco para la producción comunicativa multimedial. Nosotros hemos intentado que desde la radio—y ese ha sido un proceso que ha sucedido naturalmente—, empezamos a abrir nuestro espectro, y entendimos que el lenguaje audiovisual no podía sernos ajeno; por tanto, existe una producción audiovisual; que la producción discográfica nos pertenecía, porque, si se trata de perpetuar la memoria, hay que dejarla en soportes que nos permitan conservarla y a la vez multiplicarla.
Quisimos entrar en el mundo Internet y en el ciberespacio con gran fuerza. No evadimos la transmisión satelital de nuestra señal, ni el audio bajo demanda, y también hemos intentado desarrollar una serie de proyectos culturales y comunicativos alternativos, como Cultura entre las manos para la comunidad sorda, o el proyecto a+, para los adolescentes, porque nuestra intención es comunicarnos y comunicar este proceso de rehabilitación del Centro Histórico de La Habana por todas las vías posibles, empleando todos los medios posibles.
Si se trata de preservar lo cubano que somos, la memoria que nos representa y nos identifica, hay que luchar denodadamente con todas las armas posibles.
Habana Radio posee un patrimonio sonoro envidiable en este país. ¿Acaso no se ha pensado en poder comercializar ese patrimonio, o poder socializarlo de una forma más comercial quizás?
Empecemos por socializar, porque bien sabes que la intención del Historiador siempre ha sido, ante la cultura, ofrecer un mecenazgo.
Es cierto que la cultura cuesta, pero es cierto que más nos costaría perderla y no socializarla, o mercantilizarla y entenderla solo como un producto mercantil.
Entonces nosotros, si de algún modo logramos socializar todo ese gran patrimonio que posee Habana Radio, que efectivamente atesora, nos sentimos orgullosos y felices de ello; de hecho, hay espacios dentro de nuestra propia programación que se encargan de eso, de darle vida a nuestro propio patrimonio.
Si de algún modo logramos que nuestras arcas suenen en favor de la cultura, también lo vamos a defender; pero el presupuesto inicial es única y exclusivamente la promoción cultural, la promoción de esos valores que nos representan, porque estamos muy conscientes de que vivimos tiempos para la nación cubana donde es casi una urgencia salvaguardar todo aquello que nos identifique y defina ante el mundo; es decir, la independencia nacional es hoy un capítulo que ningún cubano se cuestiona, todo lo contrario; y sin dudas para las nuevas generaciones entender todos los procesos que han llevado a la independencia de esta nación y a la resistencia de esta nación pasa por esa apropiación de todo lo que representa nuestro patrimonio.
El patrimonio es memoria viva, el patrimonio es identidad, el patrimonio es cultura, el patrimonio es lo que somos; nosotros mismos somos portadores de un patrimonio, y somos también tesoros invaluables.
Todavía cuando hay pesimistas que dicen que la radio desaparecerá de aquí a algunos años, Habana Radio arriba a su Aniversario XVI. ¿Qué va a pasar para poder sobrevivir 16 años más, o muchos años?
Esos discursos tremendistas de que la radio va a perecer, yo no me los creo. Incluso, tú lo sabes, soy defensora de la radio como un medio por excelencia para nuestro país y para las naciones latinoamericanas, o subdesarrolladas, o como les han dado en llamar peyorativamente en vías de desarrollo; porque la radio es un instrumento comunicativo muy portable, y que juega mucho con algo que la televisión nos roba, que es el imaginario propio, la identidad propia, el individuo.
Esa posibilidad que tiene el individuo, a través de la radio, de construir sus propios imaginarios y su propio universo, me parece que permite afianzar esa necesaria articulación de una personalidad en los grandes conjuntos humanos.
Entonces nosotros creemos que la radio va a sobrevivir, de eso no tenemos duda, quizás insertada en todo este concierto multimedial que hoy se propone, porque las nuevas tecnologías no le han restado ventajas a la radio, todo lo contrario, le han permitido crecer, afianzarse, le han permitido simplificar sus procesos productivos, en aras de remediar la comunicación con el oyente.
La radio será un fenómeno como el teatro, porque no hay nada más hermoso que ese contacto en vivo, en directo, con los receptores; no hay nada más hermoso que esa certeza de que aquello que se nos está diciendo está naciendo en ese momento, en ese instante.
De cierta forma la radio también defiende mucho la visión participativa del receptor; es decir, no estamos pensando en un medio que está proponiendo un diálogo unidireccional; es un medio que solito se presta para la participación ciudadana. Y son tiempos también donde, para generar procesos de desarrollo, necesitamos con urgencia la participación ciudadana.
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