Louis Moreau Gottschalk
23 de noviembre de 2023
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El panorama musical cubano de hace un siglo y medio atrás, tenía al compositor norteamericano Louis Moreau Gottschalk entre sus más distinguidos exponentes.
Gottschalk era nacido en Norteamérica, aunque de ascendencia europea y en particular francesa, pues era de la Louisiana. Había nacido el 8 de mayo de 1829 —hace de esto 181 años— y cuando llegó a La Habana en 1854 tenía 25 años.
Era ya muy famoso, tanto por el talento de su ejecución como por las muchas leyendas donjuanescas que de él se contaban, pues parece que fue hombre de temperamento amante de los placeres, de los viajes, de los esfuerzos físicos y de probarse a sí mismo en cada momento. Vamos, que era todo un carácter y debió tener mucho carisma.
Marcado además por la varita de la fortuna, Gottschalk era elogiado en los salones de las monarquías europeas, su música de editaba en Nueva York y era también amante del trópico. Llegó pues a La Habana en 1854 y estableció amistad con el pianista cubano que por entonces gozaba de mayor fama, Nicolás Ruiz Espadero, cuyo temperamento y modo de vivir era muy diferente al de Gottschalk. Pero entre ambos surgió un gran entendimiento y se conoce que Gottschalk contribuyó a que las obras de nuestro representante fueran editadas en Francia y en España.
Según los entendidos, Gottschalk era un músico “efectista”, gustaba del aplauso, de la popularidad, del comentario, de la sala llena y el espectáculo. En carta a Espadero le decía así:
“Todas las reglas de composición no consisten más que en herir agradablemente un oído cultivado”.
Teniendo tal filosofía no es de extrañar que su música la escribiera solo para aquel momento, aunque en modo alguno esto cuestiona su inobjetable talento. Solo que tal era su modo de ver la vida.
El músico norteamericano regresó por La Habana en 1856 y en 1861, cuando organizó un festival en el teatro Tacón para el cual movilizó varios pianos y trajo al rey del cabildo de negros de Santiago con sus tambores para que ofrecer un intenso efecto con la percusión.
Afirma Alejo Carpentier que “el mayor mérito que queda a Gottschalk está en haber sido el primer músico de formación europea que haya advertido, de manera general, la riqueza de los ritmos cubanos, puertorriqueños y afroamericanos”.
El artista murió joven, en 1869, a los 40 años, en Brasil.
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