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Los males de este mundo

5 de agosto de 2013

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Las complejas y variadas reacciones en que vive sometida la humanidad, implican verdaderos desafíos para la ciencia, empeñada -no solo en curar-, sino en encontrar sus causas para prevenirlas, mediante el medicamento apropiado o la inmunización definitiva.
Un buen ejemplo constituyen las causas que desatan el estrés en un gran porcentaje de habitantes de la Tierra. Y aunque se atribuye mayormente al cotidiano ritmo acelerado de vivir, o a las  carencias que ensombrecen la calidad de vida –entiéndase inequidad,  pobreza, desempleo, violencia, guerras y tantas otras más-, pues los científicos se empeñan en encontrar fortalezas para enfrentarlas, quizás con la buena voluntad de disminuir la ansiedad, ya que no pueden eliminar los males mencionados, que contradictoriamente, aumentan.
En ese empeño, el conocimiento y las buenas intenciones de RMark Lyte, de la Universidad Tecnológica de Texas (EE UU), tras muchos años de dedicación y estudio, demostró que pequeñas dosis de Campylobacter jejuni, una de las bacterias que producen más intoxicaciones alimentarias, aumentan los niveles de ansiedad a nivel cerebral.
A esto se añade que otras bacterias gastrointestinales colonizan el intestino delgado, justo después que nacemos y nos acompañan durante toda la vida incrementando la ansiedad y el miedo, así como la sensibilidad al estrés, algo que también probó Jane Foster, de la Universidad McMaster (Canadá).
Por suerte, la naturaleza brinda el desquite con otro microbio inofensivo: el Mycobacterium vaccae; variedad que se halla en la tierra y podemos inhalar de las formas más simples: en un paseo por el campo; sentados en el césped, y hasta al dedicarnos a la jardinería hogareña.
De esto se aclara más en un reciente estudio publicado en la revista Neuroscience, donde profundizan en las características de este bondadoso microbio -¡valga el calificativo!-, pues estimula a las neuronas de la corteza prefrontal del cerebro humano, liberando serotonina, el neurotransmisor de la felicidad y el bienestar, lo que nos hace sentir de muy buen humor y contrarrestar el miedo y la ansiedad.
Nada amigos, que como exprese anteriormente, ya que las múltiples bacterias que nos diezman no han sido posibles de eliminar, tengamos la compensación de que, al menos, se están encontrando otras que, lejos de aumentar tanto quebranto, nos ayudan, espontáneamente, a hacernos un poco, sino más felices, al menos más saludables, para resistir los males de este mundo.

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