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Los instrumentos musicales en Cuba (I)

23 de diciembre de 2016

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Es significativo reconocer la importancia que tienen los instrumentos, dentro de la música de cualquier país o época, incluyendo la voz humana, porque todo cuando produzca un sonido musical lo es, o sea, que existe una diferencia primordial entre sonido y sonido musical, por cuanto el segundo es producto de la inteligencia del hombre y el segundo surge de manera espontánea, como el canto de las aves, el rugir de la tormenta… Claro que el ser humano puede convertir un sonido de este tipo en musical, si lo utiliza como parte de una obra creada por él.

No existe un país o época sin música, pues cuando el hombre primitivo descubrió que su voz o cualquier objeto de la vida cotidiana producía sonidos de diversas alturas y timbres, empezó a crear sus primeras músicas que, por supuesto, formaban parte de sus creencias y rituales, para pedir a los dioses: mejores cosechas, pesca abundante, o contener su furia cuando enviaba tormentas, inundaciones… Poco a poco, la inteligencia del hombre empezó a crear instrumentos más desarrollados hasta que surgieron los que conocemos hoy.

La música cubana, producto de la transculturación, heredó instrumentos musicales provenientes de otros países como España y África, a los que se fueron incorporando otros de las diferentes inmigraciones de que hemos sido objeto e, incluso, algunos fueron creados aquí, como es el caso del tres. Sin embargo, los conquistadores españoles impidieron que los instrumentos aborígenes, al igual que sus cantos y danzas, fueran incorporados a la cultura musical cubana por considerarlos “cosa de salvajes”, algo que no ocurrió en otros países latinoamericanos y caribeños, y solo hemos conocido de su existencia, a través de investigaciones arqueológicas.

Cuando los conquistadores invadieron nuestro país, sus instrumentos tenían carácter militar: pífanos, clarines, tambores, chirimías y sacabuches, pero con los soldados también vinieron eclesiásticos que utilizaban: violines de arco, arpas, rabeles, bajones y órganos pequeños, en la música religiosa. Según recogen las investigaciones históricas, entre los expedicionarios hubo músicos de los cuales solo se mencionan tres: Ortiz, Porras y Morón, no obstante, el único que aparece en la lista de los embarcados es Alonso Morón, que llegó a Cuba en 1518 y, poco después se fue a México con Hernán Cortés. Bernal Díaz del Castillo destaca a Ortiz como tañedor de vihuela y maestro de danza en Trinidad. El incendio que destruyó la Casa de Contratación de Sevilla ha impedido conocer otros instrumentos musicales registrados allí, pero el pintor e historiador argentino Torres Revello afirmó en 1943 que “entre los objetos traídos a distintos sectores de las Indias Occidentales figuraban cascabeles, rollos de cascabeles de danzantes, flautas, cuerdas de vihuela, hilos de clavicordio y órgano pequeño”.

Este comentario continuará.

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