Los grandes errores del Dr. House
12 de agosto de 2016
|La muy conocida serie televisiva llamada “House”, es una loa constante a la anti Medicina, porque basa todos y cada uno de sus muy numerosos capítulos en que hay que tratar enfermedades y no a las personas, lo cual a mí me parece horrible. Queda claro que a mí no me gusta para nada este programa, y aunque con esta afirmación me voy a buscar críticas, les pido a los que no están de acuerdo conmigo que sigan leyendo porque estoy segura que –gustos aparte – van a concordar conmigo en cómo queremos que actúe el médico cuando lo visitamos o una enfermedad nos ha llevado a estar internado en un hospital, y más aún, cuando, sin padecer enfermedad, queremos mejorar estilos de vida, lo cual es el centro de la medicina actual: promover salud y prevenir enfermedades, y no es para nada la actitud del famoso House.
Al respecto hay un término que se conoce y se usa y es la relación médico-paciente, pero ¿qué significa que el médico establezca una buena relación con sus pacientes? Todos tenemos opiniones al respecto – y más allá de que queremos que sea técnicamente bueno –, están los requerimientos que entran en lo puramente psicológico y comunicacional como es que el médico lo escuche, le dedique tiempo, lo tome en serio, que sea discreto, que no muestre apuro, que no exprese emociones negativas ante ideas y criterios que tenemos, pero lo último que queremos es que se burle de nosotros o nos regañe y mucho menos que nos trate como una enfermedad y no como un ser humano.
Esto nos lleva a que la inteligencia emocional nos puede enseñar mucho a los pacientes y a los médicos, ya que permite organizar las destrezas interpersonales y de comunicación en el ámbito de la profesión médica y tan importante es, que en estadísticas internacionales se muestra que los médicos que poseen pocas destrezas interpersonales reciben más quejas de sus pacientes que los que son buenos comunicadores, por lo que las publicaciones científicas que tratan este tema describen la relevancia de la relación médico-paciente como un indicador esencial de la calidad del sistema sanitario.
Es que este aspecto es el que le da el carácter humanista a esta profesión, y les pongo un ejemplo personal y es que hace poco tuve un esguince en un tobillo y al llegar a un cuerpo de guardia, el médico me dio un papel para una radiografía y después – con los resultados – y ya con mi tobillo enyesado por el técnico, este émulo de House escribió unas recetas y el método con las indicaciones, y ¡no dijo ni una palabra en ningún momento! Y le pregunté si era mudo y ¡me lo negó con la cabeza! En fin ¿qué les puedo decir? No sé si era técnicamente bueno, porque me fue imposible evaluarlo, pero seguro que nunca más quiero verlo, ni aunque descubra la fórmula de la vida eterna, por lo que yo y cualquiera de nosotros queremos no es vivir por siempre sino que nos alivien y entiendan en esta vida, que puede ser corta, pero debe ser feliz.
El científico español Gregorio Marañón – quien fuera precursor de los estudios de la relación médico paciente – dijo que el instrumento más importante para un médico es la silla, con lo que expresó que escuchar y saber transmitir lo que queremos al paciente es lo más importante para curar. No es extraño entonces que en la actualidad sea de interés de los colegios médicos desarrollar las competencias médicas de forma mucho más amplia y no solo en el aspecto técnico. En este sentido se pretende entrenar la comunicación verbal y la extraverbal.
En la primera, lo que se enseña es evitar interrupciones durante la consulta, fomentar la participación del paciente, obtener y validar las emociones de los mismos, infundir ánimo y dar apoyo entre las más importantes, y en términos de comunicación extraverbal son importantes las siguientes: mantener contacto visual, inclinarse hacia adelante para mostrar atención, asentir con la cabeza para indicar comprensión y ausencia de movimientos que indiquen distracción como puede ser mirar el reloj, atender una llamada telefónica, etc. Conclusión, nada que ver con el Dr. House.
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