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Los fármacos antineoplásicos

19 de mayo de 2014

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El cáncer es la segunda causa de muerte de la población en la mayoría de los países del mundo, incluyendo en éstos a algunos países subdesarrollados. Esta enfermedad se caracteriza por la existencia de células que han sufrido un cambio en los mecanismos de control que regulan su capacidad de diferenciación y de proliferación.
El objetivo final de la terapéutica contra el cáncer, es la eliminación completa de toda célula cancerosa mediante métodos quirúrgicos, radioterápicos y/o farmacológicos. En este último apartado, los distintos fármacos pueden clasificarse en función de su mecanismo de acción o el momento del ciclo celular en el que actúan.
Los fármacos utilizados en el tratamiento del cáncer se agrupan en diferentes grupos. En un primer grupo están los fármacos antimetabolítos, los cuales actúan en la fase de síntesis del ciclo celular, interfiriendo en la síntesis de ADN y ARN. Un segundo grupo de anticancerígenos está integrado por fármacos que se fijan a la tubulina, una proteína muy importante en la mitosis o división celular. El tercer grupo está compuesto por los inhibidores de topoisomerasas del ADN, enzimas del núcleo de las células que controlan, mantienen y modifican las estructuras y la topología del ADN durante los procesos de replicación y traslación del material genético. El cuarto grupo lo integran los agentes alquilantes, los cuales provocan su acción citotóxica mediante la formación de enlaces covalentes, permanentes, entre los grupos alquilo presentes en su estructura y diversas moléculas nucleofílicas presentes en las células. El quinto grupo lo integra fundamentalmente el cis-platino, compuesto inorgánico cis-diamino dicloro platino, en el que el platino se encuentra en estado de oxidación +2 y actúa preferentemente sobre las bases del ADN, en particular con el nitrógeno en posición 7 de la guanina debido a su gran nucleofilia y se comporta además como un agente bifuncional produciendo enlaces cruzados entre las dos hebras del ADN.
Existen además otros grupos de anticancerígenos integrados por antibióticos, enzimas, hormonas y fármacos modificadores de la respuesta biológica, capaces de modificar las interacciones entre el tumor y el organismo en el cual se aloja.
La presencia de efectos adversos o tóxicos observada con la mayor parte de los agentes quimioterapéuticos en uso es importante. Los fármacos empleados para el tratamiento del cáncer, actúan también sobre tejidos normales de rápida proliferación como es el caso del tracto gastrointestinal y la matriz capilar y de médula ósea, lo cual a su vez origina mucositis, alopecia y supresión medular.
Para realizar los tratamientos quimioterapéuticos del cáncer se requiere invertir cuantiosos recursos, principalmente en la adquisición de drogas citostáticas. Los países desarrollados tienen el mayor consumo de medicamentos antineoplásicos comparados con los países del tercer mundo y la diferencia en el nivel per cápita por enfermo es enorme. La adquisición de medicamentos antineoplásicos representa unos 4926.3 millones de dólares, cifra esta que no se ha podido alcanzar nunca por limitaciones en los recursos financieros en los países del tercer mundo.
Frente a este panorama, a los países del mundo subdesarrollado les queda como alternativa ser capaces de suplir sus necesidades a partir de la producción nacional de fármacos antineoplásicos. Para esto necesitan disponer de plantas productoras de formas terminadas de medicamentos y adquirir las materias primas de los principios activos importados, unido a una labor de investigación y desarrollo que les permita obtener la tecnología necesaria para producir el fármaco, y en los casos que se requiera, obtener las correspondientes patentes.

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