Los conflictos interpersonales
7 de agosto de 2015
|Popularmente se ha acuñado el término “conflictivo” para designar al busca pleitos, peleador, discutidor, o sea, al que tiene poco control de sus emociones y actos y siempre anda metido en problemas, y si bien es cierto que la Psicología estudia los conflictos (no a los conflictivos), esta palabra no tiene nada que ver con lo la que cultura callejera cree al respecto.
Hay mucho que hablar de los conflictos humanos, pero para eso tendría que escribir uno o varios libros (y ya otros con más sapiencia que yo lo han hecho), por lo que me hoy solo me dedicaré a escribir de los conflictos interpersonales y su manejo, porque la teoría es muy bonita pero poco sirve para mis lectores en su vida personal si no les aporta algo que puedan aplicar.
Se dice que el conflicto interpersonal es toda aquella situación en que dos o más personas no logran un acuerdo ante una situación de envergadura porque tienen posiciones incompatibles. Es importante hacer hincapié en que la razón, el núcleo, o sea, la manzana de la discordia tiene que ser asunto central en la vida, que tiene implicaciones futuras, porque si la incompatibilidad es sobre la forma en que se van a poner los muebles de la sala, entonces no se puede hablar de conflicto interpersonal; sin embargo, si ella quiere casarse y él no o viceversa, o si él no quiere que ella trabaje y para ella sí es importante, o si la amiga divulga lo que le dijeron en intimidad, o si la madre piensa de una forma cómo educar a los hijos y el padre de otra, o si el marido quiere vivir aquí y la esposa allá, etc., pues ahí sí hay conflictos interpersonales y, lógicamente, hay que solucionarlos, porque de no hacerlo resulta imposible mantener el equilibrio en la relación interpersonal con la consecuente disfuncionalidad que puede llegar a la desintegración del vínculo entre los antagonistas.
Y esta palabra la utilizo con toda intención porque mientras que se mantiene el conflicto, los participantes son antagonistas, que es una forma de enemistad con una carga constante de emociones negativas. Aunque no lo crean, no siempre resulta fácil identificar los conflictos, así que para que ustedes puedan hacerlo les digo que en primer lugar no hay que sentirse culpable por pasar por una situación de este tipo, ya que es un proceso humano importante e inevitable, ya que no todos pensamos igual y la diferencia en vez de ser destructiva, si se maneja sanamente, es productiva. Es importante identificar el conflicto para poderlo manejar, porque de no hacerlo, tiende a convertirse en una situación más compleja. Hay que decir que el conflicto es subjetivo e intangible, pero sus manifestaciones sí son objetivas y tangibles, y con esto quiero decir que el problema se siente dentro de nosotros y esa es una forma útil de identificarlo, pero hay consecuencias en la conducta externa.
Cuando me siento mal, inconforme, con emociones negativas por algo que está pasando en la relación interpersonal con otra persona y hace que mis pensamientos vuelvan sobre el asunto y yo sola no le encuentro solución porque hay otro u otros involucrados, puedo decir que tengo un conflicto interpersonal; así por ejemplo si mi jefe me da órdenes a gritos y eso me molesta tanto que me impide concentrarme en el trabajo y mis resultados no son buenos porque me siento insultada, maltratada, se está viendo lo intangible, o sea, lo que siento y lo objetivo es el mal resultado de mi trabajo, y todo esto me está diciendo a gritos que la situación no puede continuar. Mientras más personas estén involucradas en el conflicto, por supuesto la solución es más compleja, ya que hay que lograr acuerdo entre mayor cantidad de partes. Lo que sí queda claro es que los conflictos hay que resolverlos porque solos no se remedian, así que se impone la negociación entre la partes, que no es más que conversar claramente sobre el asunto y exponer los puntos de vista y las emociones que los acompañan, por lo que resulta fácil de entender que la imposición de un criterio por sobre lo que los otros creen no es la forma de limar asperezas, y hago énfasis en esto porque he visto muchas veces en consulta que personas seguras de tener la razón (y puede que la tengan) y al no darle espacio al otro para que defienda sus puntos de vista, sus sentimientos, las percepciones que tiene sobre la situación, lo que logran es que este último casi siempre se atrinchere en su criterio como una forma de defensa al no ser escuchado, así que hay que tratar de que cada uno aporte parte de la solución y puede resultar eficaz que esté presente una tercera persona, no para defender a uno u otro, ni como testigo que uno de los dos tiene la razón, sino como mediador, facilitador que permita que los ánimos no se caldeen y que el diálogo fluya.
No cabe en la salida de conflictos el esgrimir como valor adicional que uno tenga más autoridad que el otro o que al ser mayor en edad posea más experiencia y otras razones que le permitan sentirse por encima del otro, porque esto lo que provoca es una profundización de la discrepancia. Hay más que decir al respecto y sobre todo lo relacionado a las causas de este tipo de asunto, así que tal vez continúe con el tema en otra ocasión.
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