Los camaleones
4 de noviembre de 2016
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¡Eres un camaleón! Casi todos hemos oído en el lenguaje coloquial esta frase atribuida a alguien como sinónimo de una persona voluble, que adapta su comportamiento y características a las circunstancias, pero otras veces indicando “flexibilidad”. También se usa para calificar a los buenos actores.
En la simbología de algunas tribus africanas, el camaleón es un animal sagrado, visto como el creador de la raza humana, que nunca muere, y cuando se encuentran alguno en el camino, lo apartan con precaución, con miedo a las maldiciones.
Los camaleones están presentes en las fábulas, donde generalmente representan animales lentos, astutos y poco confiables. Y también se usan y se comercializan como mascotas.
Pero, ¿Quiénes son realmente los camaleones?
Los camaleones son un grupo de reptiles escamosos. Existen alrededor de 162 especies, la mayor parte de ellas en África al sur del Sáhara. En América se llama a menudo camaleones a lagartos del género Anolis, que son lagartos nativos del Caribe, América Central y del Sur. Como algunas especies pueden cambiar de color se les ha denominado camaleones americanos, pero no están especialmente emparentados con los verdaderos camaleones.
Los camaleones son famosos por su habilidad de cambiar de color según las circunstancias, por su lengua rápida y alargada, y por sus ojos, que pueden ser movidos independientemente el uno del otro. El grupo es bastante antiguo, y se conocen fósiles procedentes del Paleoceno (+ 65 millones de años).
Su tamaño varía desde un uno o dos centímetros hasta los grandísimos que alcanzan 80cm. Muchos de ellos tienen adornos en la cabeza o en la cara como protuberancias nasales e incluso cuernos o largas crestas en la parte superior de la cabeza. Muchas especies presentan dimorfismo sexual y los machos suelen estar más adornados que sus compañeras.
Se mueven con extrema lentitud. Con su lengua atrapan su alimento, que generalmente consiste de pequeños animales, principalmente insectos, a los que ingieren inmediatamente y enteros. La lengua puede ser extremadamente larga y muchas veces supera la longitud de su propio cuerpo, la lanzan como un proyectil, con una velocidad y a distancias sorprendentes, muchas veces hasta casi un metro, y con la punta pegajosa atrapan a sus presas.
Todos los camaleones son animales diurnos y su periodo de mayor actividad es durante la mañana y el crepúsculo. No son cazadores activos, ellos prefieren permanecer sentados inmóviles durante horas, esperando que una presa pase por allí. Viven la mayor parte de sus vidas en solitario, y son bastante agresivos contra otros miembros de su misma especie. El hábito solitario sólo es abandonado en la época de apareamiento, cuando el macho desciende de los árboles en busca de hembras.
Solo muerden cuando se les provoca, pero el mordisco no es muy doloroso y en caso de que se produzca una herida es conveniente desinfectarla.
Algunas especies son capaces de cambiar de color, característica esta que los ha hecho famosos. ¡No son incoloros! Tienen células pigmentarias especializadas en varias capas de la dermis, bajo su epidermis externa y transparente. Las células de la capa superior son los cromatóforos y contienen pigmentos amarillos y rojos. Debajo de esta hay otra capa de células pigmentarias, los guanóforos, que contienen una sustancia cristalina e incolora, la guanina; estos guanóforos reflejan el color azul de la luz incidente. Y aún más abajo existe una capa rica en melanóforos, cargados de un pigmento oscuro llamado eumelanina.
El cambio de color que se observa en ellos expresa más bien una condición fisiológica relacionada con la temperatura o la hora del día y quizás también una condición psicológica provocada por la proximidad de un eventual enemigo, o la pareja. Por lo que el cambio de color desempeña un importante papel en la comunicación, sobre todo durante las “peleas”, pues los colores adoptados indican si el oponente está asustado o furioso. También el color los puede ayudar a ocultarse.
La mayoría de las especies de camaleones está listada en CITES.
CITES Es la sigla inglesa de The Conventionon International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). Se trata de un acuerdo internacional entre gobiernos, redactado como el resultado de la resolución adoptada en 1973 en una reunión de los miembros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (del inglés International Unionfor Conservation of Nature IUCN). Su propósito es el de asegurar que el comercio internacional de especímenes de animales y plantas salvajes no amenace su supervivencia en su medio natural. Los acuerdos son de varios grados de protección, y cubren a más de 30.000 especies de animales y plantas.
De manera que la exportación de los camaleones está prohibida o sujeta a estrictas cuotas de exportación en sus países nativos. Desafortunadamente, la falta de órganos de control en los países nativos hace que CITES pierda efectividad.
Mitología. Según el Diccionario Universal de Mitología o de la Fábula, los antiguos atribuían a este animal varias propiedades fabulosas, decían que:
- La lengua del camaleón arrancada estando vivo servía para ganar un pleito al que la poseía.
- Hacía tronar y llover si quemaban su cabeza y su tragadero con leña de roble o bien si se asaba su hígado en una teja roja.
- Arrancado el ojo derecho del animal aún vivo y puesto en un vaso con leche de cabra, aclaraba la vista.
- Su lengua atada a la cintura de una mujer estando encinta le facilitaba el parto.
- Su quijada derecha, llevada habitualmente, alejaba todo temor.
- Su cola detenía el curso de los ríos.
En Cuba no hay camaleones, pero sí alrededor de 118 especies de lagartos que se agrupan en 11 familias. Pero, los cubanos cuando vemos, por ejemplo, una lagartija grande exclamamos: “¡Un chipojo! o ¡Mira un camaleón!” Bien lejos de nuestra realidad. Como pasa con el chipojo Anolis equestris, un lagarto arborícola que es uno de los anolis que puede alcanzar un mayor tamaño, hasta 50cm y con una longevidad de unos seis años.
Otro ejemplo es Anolis allisoni, reconocible gracias a su característica coloración verde – de la mitad del cuerpo hacia abajo – y azul – hacia arriba –; la misma lo hace merecedor del sobrenombre de “camaleón azul”. Como les he dicho, es solo una denominación superficial, pues a pesar de que sí puede cambiar de color como los verdaderos camaleones, carece de muchas de las características de estos, por ejemplo, no dispara la lengua como un proyectil hacia sus presas. Se alimenta de insectos con un tamaño acorde al suyo. En los machos oscila aproximadamente los 20 cm desde el hocico hasta la punta de la cola y en las hembras unos 14cm.
Otro caso es Anolis porcatus, más pequeño, su tamaño no sobrepasa los 20cm. Su color es verde y se le denomina vulgarmente (erróneamente) “camaleón”, ya que puede, a voluntad propia, cambiar de color y así mezclarse con los colores de su hábitat. Puede adquirir tonos aceitunados, verde olivo, marrón claro u oscuro.
Recordemos que…“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.
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