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Los adorables y sorprendentes tardígrados

4 de julio de 2014

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2014-07-03 08-53-36_13  Los adorables y sorprendentes tardígrados Jun 14En el año 1773, el alemán Johann  August  Ephraim  Goeze (1731-1793), describió por primera vez a los tardígrados, diminutos invertebrados de 0.1 a 1.5 mm de tamaño, a los que llamó “ositos de agua”, por la manera en que se trasladaban estos pequeñísimos animalitos: con un lento andar.   Pero no fue hasta 1777, en que el italiano Lázaro Spallanzani (1729 – 1799) naturalista, sacerdote católico, profesor de física y matemáticas, de lógica, griego y metafísica y también director  del Museo Mineralógico de Pavía, los llamó Tardígrados (que significa “de paso lento”).
Han  recibido otros nombres como “lechoncitos del musgo”, porque un gran número de ellos viven  en la película de agua que cubre los musgos, líquenes o helechos. Pero también pueden vivir  en aguas dulces y saladas. Casi no hay un rincón del planeta donde no habiten estos pequeñines: bajo capas de cinco metros de hielo y a profundidades oceánicas de 6000 metros. Cuando la situación no es favorable para ellos, por ejemplo en casos de sequía extrema, estos animales pueden “enquistarse”, y mediante un proceso de deshidratación, pasan de tener un 85% de agua corporal a sólo un 3%. Así, en este estado, llamado criptobiosis, el crecimiento, la reproducción y el metabolismo se reducen o cesan temporalmente, lo que puede extenderse varios meses y hasta años, hasta que  la situación mejora y pueden retomar su vida donde la dejaron.

En el frío estéril de la Antártida, ha sido descubierta una nueva especie, a la que han llamado Mopsechiniscus franciscae. La encontraron durante un viaje realizado a la Tierra de Victoria, en la costa de la Antártida Oriental. Allí estaba, escondida en el musgo del lago dentro del cráter Cirque, una cuenca natural excavada por los antiguos glaciares, en cuyo piso crecen también algas rojas y verdes, y en sus paredes rocosas hay nidos aves como petreles de Wilson, petreles de nieve y skúas.

M. franciscae, es el más austral miembro del grupo de los tardígrados que se ha encontrado.  Se conoce que los “ositos de agua” están presentes en grandes áreas de América del Sur, en la cadena montañosa de los Andes hasta Tierra del Fuego; en Tasmania, y en Georgia del Sur. En todos estos lugares, necesita hábitats muy especializados para vivir.
El descubrimiento de M. franciscae en la Antártida, contribuye a afianzar aún más  la teoría de que se trata de un antiguo linaje que desciende de antepasados que estaban presentes en el antiguo supercontinente de Gondwana, porque su análisis molecular revela que posee un sinnúmero de características primitivas que lo acercan a los antepasados más lejanos del grupo. Morfológicamente, ha cambiado muy poco desde entonces, al compararlo con otros géneros de tardígrados.

El gran éxito que han tenido los tardígrados se debe a su tremenda resistencia, lo que les ha permitido hacer frente a condiciones extremas de frío, calor, presión, deshidratación, veneno y radiactividad,  que mataría a casi cualquier otra criatura.
En el año 2007, se lanzó la sonda espacial Foton-M3 de Rusia y la ESA (Agencia Espacial Europea),  y en ella fue colocado un grupo de tardígrados que se expusieron a las duras condiciones del espacio exterior, incluyendo las peligrosas radiaciones ultravioletas hasta 1000 veces más intensas que las que alcanzan la superficie terrestre. Se comprobó que no sólo sobrevivieron a las condiciones del espacio exterior, sino que incluso mantuvieron su capacidad reproductiva, por lo que se les considera el ser vivo más resistente.

Estos microscópicos y adorables seres han logrado una amplia reputación por su capacidad para sobrevivir, seguirlos estudiando y conociendo es todo un reto para los científicos, ¿nos mostraran ellos la clave para la supervivencia humana?

 
Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla

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