Los actores juegan como niños II
4 de julio de 2013
|Las historias, los temas y los sucesos, en la Cultura popular se repiten. Princesas dormidas, príncipes embrujados que pierden la memoria, inocentes salpicadas de ceniza por obra de malvadas, casas de chocolate, pordioseras que resultan ser brujas o magas, cazadores nobles, inocentes caperucitas que terminan destazando lobos; tantos sucesos y personajes; que incluso Vladimir Propp, el teórico funcionalista ruso, llegó a encontrar hasta treinta y un motivos en los cuentos tradicionales de su país, que después se han convertido en “universales”. Pero esto ocurre en la ficción, no en la realidad. Así que suceda algo de cuentos durante la selección de un elenco es una tentación para las dudas, las sospechas y las narraciones. Yo no estaba en la escogencia de los actores para La Extranjera. Repito lo que me contaron. Pero no hay motivos para dudar. Muchas fueron las orejas y muchos los ojos que vieron y dan testimonio.
Resulta que un actor va al casting, efectuado sobre el escenario de la Sala Adolfo Llauradó, acompañado de su novia, que es una joven y talentosa cantante, conocida en los predios santaclareños, que ya se sabe es para la Trova Cubana como el Teatro de la Scala de Milán para la ópera. Bella dama de compañía, que sin embargo fue seleccionada. El novio…de él solo quedó la memoria como protagonista de una anécdota pintoresca que viene a confirmar la verdad que se esconde detrás de fabulosas mentiras. Nada más.
La jornada, salvo el suceso anterior, ocurrió según lo previsto. ¿Quién se negaría a recibir a Alden Knigth y a Fernando Hechavarría? ¿Quién, por su voluntad, le cierra las puertas a seres magníficos, dotados de la capacidad de ser verdaderos y sabios en todo tiempo y lugar? Jorge E. Caballero, actor de sólida formación, defendió, con bien temperados instrumentos, la posibilidad de encarnar el Kwalayé. Yaimi Kalay, bella percusionista del Grupo Síntesis, heredera de una tradición notable, sería la encargada de dirigir musicalmente el espectáculo, además de aproximarse a Ryammie, a pesar de no ser actriz ni tener nociones sobre ese antiguo y complejo oficio. Hay que confiar en el tacto y la sapiencia del director, aunque cueste seguirlo. El coro, además de la sorpresa de la inclusión de Wendy Besada, la novia-cantante, parecería no traer nuevos temblores ni anécdotas, pero no es así. Katia Aislen, bailarina académica y actriz aficionada, fue vista por Corina Mestre haciendo una Emelina Cundiamor –monólogo de Eugenio Hernández Espinosa- que logró convencerla, Yessica Perryman es graduada de la ENA en estos tiempos, y Arianna Delgado fue recomendada por Rafael Pérez-Malo, vicepresidente del CNAE, y personaje clave en la realización de este proyecto. Todas estas muchachas terminarían uniéndose en el coro.
Parecería que estaba listo el equipo, pero faltaba aún un encuentro en el Café de Oriente, apacible sitio de la recoleta plaza de San Francisco. El director, la protagonista femenina, Tere Crespi – del equipo de producción- y yo, fuimos a encontrarnos con Eduardo Arrocha, conocido diseñador escénico. Sonrisas, cortesía y buenas maneras fueron las puertas al encuentro entre dos grandes, dotados del don de la humildad. Arrocha llevaba, como un escolar, guardados en una carpeta, algunos de sus trabajos. Mientras aquel hombre mostraba los bocetos, la historia de la Cultura y del espectáculo cubano de los últimos cincuenta años se mostraba en su esplendor. Kouyaté reverenciaba en Eduardo Arrocha al ser humano y al pueblo que está en su raíz. Finalmente se pusieron de acuerdo y a partir de ese instante el Maestro entraría a formar parte del proyecto, encargándose de los diseños de escenografía, vestuario y luces.
No recuerdo con exactitud si era febrero o marzo. Puede ser, todo puede ser. Tengo problemas últimamente con las fechas y los nombres. ¿O será acaso que hubo un presente sin fin, un aquí y ahora, irrepetible y firme, que está ocupado por La extranjera y sus realizadores? Cierto, es posible. Todo. También que mi memoria se esté muriendo, que ya no resista más peso, que haya decido olvidar; pero también que mi tiempo tuviera nada más que el pulso, el latir de una obra que acompañé desde la raíz hasta el fruto.
Ahora, en este instante en el que escribo, puedo contemplarla en toda su extensión, como una criatura, que da sus primeros pasos y gorjea, pero en el relato, aún está por hacerse. Este es apenas el instante en que toda la energía se concentra en un punto denso y está por explotar. Después vendrá la expansión. Pero esa es harina de otro costal. No ha llegado aún su momento. Se presiente.
¡Es Marzo del 2013! No puede ser otro. Hassane Kassi Kouyaté y Abou Fall, acompañados por Coralia Rodríguez, Amanda Cepero y Yaimi Kalay, clausuraban el Festival Primavera de Cuento. El Árbol de las Palabras, el Caracol, es el sitio donde la voz se hace y se comparte. Los contadores de historias armaron ese espacio en la tarde del 24 de Marzo. No puede ser otro, inaugurando el solsticio y los nacimientos. Es Marzo.
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