Lo bueno de lo malo
26 de febrero de 2016
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Por supuesto que nos gusta ser felices, estar alegres, y esto es lo que sentimos cuando nos va bien en la vida; tenemos éxito; hemos logrado alguna meta; la vida nos sonríe; estamos enamorados; ha llegado un bebé, y así hay miles, millones de razones que nos provocan emociones positivas, las cuales siempre son bienvenidas, es más, son las que siempre queremos tener y las buscamos. Lo que sucede es que –lamentablemente– también tenemos decepciones, porque nos traicionan, fracasamos en un proyecto de vida o laboral, nos enfermamos y tenemos otros eventos negativos que por supuesto llevan a la tristeza, enojo, decepción, ansiedad. Tanta influencia negativa tienen estas emociones que se ha confirmado que provocan más daño en las personas que el beneficio que dan las positivas.
Tanto es así, que cualquiera que me está leyendo, le propongo que recuerde algunos eventos de sus vidas que hayan sido impactantes y seguramente rememora más los negativos que los positivos. De esta manera le viene a la mente la muerte de un familiar; en el accidente que estuvo involucrado; si estuvo al borde de la muerte y además se reviven las mismas respuestas emocionales negativas.
Cuando se narran las situaciones agradables, exitosas, nos embargan sensaciones placenteras, pero con menos intensidad que cuando vivimos la situación. Las emociones negativas es algo que no se pueden evitar –son parte de la vida–, por lo que hay que aprender a desarrollar estrategias de afrontamiento adaptativas ante las mismas, o lo que es lo mismo, hay que aprender a lidiar con estas para minimizar sus consecuencias.
Estas estrategias de afrontamiento no significan que haya que tolerar callada, controlada y resignadamente lo malo, porque la consecuencia de este tipo de actitud es como una olla de presión llena al máximo y con fuego alto, la cual explotará de forma tan violenta que puede causar mucho daño. Afrontar no significa enfrentar, sino que es la forma que se utiliza para solucionar de la mejor forma y con los recursos que poseemos una situación, conflicto que nos afecta.
Lo interesante de esto es que las emociones negativas, esas que rechazamos, son en determinada medida beneficiosas porque nos están indicando que algo está funcionando mal, convirtiéndose en una llamada a la acción, que tenemos que actuar ya sea para cambiar la situación, para manejar lo que nos afecta tratando de transformar elementos negativos o como última opción para retirarse del campo conflictivo; son estas grosso modo las tres vertientes que se consideran correctas para afrontar las situaciones negativas, dolorosas, frustrantes. Me explico mejor; estas emociones negativas, ya sea el mal humor, la tristeza o cualquier otra es una señal a nivel emocional que hay algo que me hace daño y que no he podido o querido que llegue a nivel racional, consciente.
Es por ello que el primer paso es identificar que me hace sentir así y si aplico la primera estrategia, que es cambiar lo que me hace daño; esto pudiera ser por ejemplo que no puedo trabajar con Juanito en el mismo equipo por razones X, y se lo explico a mi jefe y le propongo una solución para que me cambie de colectivo.
En el caso de la segunda estrategia, puedo ejemplificarla con el matrimonio: si me enojo con frecuencia con lo que hace o dice mi esposo, cuando lo que me tiene que provocar es amor y felicidad, no cabe dudas que tengo que reanalizar mi relación y lo que anda mal en la misma, ya sea de mi parte como de parte de él, e ir a la negociación si todavía estoy enamorada y quiero conservar el matrimonio; pero lo que no puedo permitirme es ser infeliz yo y hacerle la vida imposible a él.
La última estrategia sería, siguiendo cualquiera de los ejemplos anteriores, si mi jefe no acepta mi propuesta de cambiarme de equipo de trabajo y visto el caso que no voy a seguir sufriendo, me voy a buscar otro trabajo; o me divorcio porque mi enojo lo provoca que ya no amo a mi marido. Dije que son las tres grandes estrategias de afrontamiento adaptativas a emociones negativas, pero cada una de ellas tienen otras formas, yo solo les puse ejemplos generales, porque cada situación negativa o conflicto puede adoptar formas muy diversas para cada persona, que a su vez tiene una personalidad y una historia de vida, todo lo cual hace los caminos adoptados tengan un sello personal.
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