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Lirismo autobiográfico modernista en los Versos sencillos martianos

8 de febrero de 2013

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El poeta dejó constancia del recorrido de su vida e impresiones en Los Versos sencillos que le brotaron de su alma. Esa inquieta obra lo presentó al mismo tiempo sereno. Ella se editó en Nueva York en 1891. Aquella fue la huella donde el Maestro alcanzó la virtud de dibujarse a sí mismo tal cual era. Pero no fueron los mismos de los Versos libres donde prevaleció la presencia del dibujo de los sentimientos de su más profunda intimidad.
La vida del patriota aparece nítida, como una serie de estampas en sus capítulos vitales donde la confidencia alcanza la cima sobre los modos  colocados antes. En ellos estaba la demostración de una depurada presencia artística Y radiante como la más auténtica expresión de la modernidad. La comunicación resulta serena como si hubiera sumados todas sus pasiones que se evaden por momentos, cual confidencias o la altura de la sinceridad de un hombre justo, ético que no quiere guardar sus secretos.
Cada segmento de sus versos anteriores se colocó en fila, o más bien unos sobre otros para elevarse a una altura que solo él podía conquistar. Por su presentación, belleza y profundidad, para describir cada segmento del paso de su vida, lo conduce hasta lo anecdótico. Pero con las iluminaciones de la maravilla expone de forma natural en los Versos sencillos lo fantástico y a través de él dejar ante otros o sus colectividades un tramado relampagueante. Aquel secreto de tantas conmociones juntas necesitaron aflorar definitivamente ante el leve paso por la vida de forma conclusiva como un reclamo para el futuro.
El labrado, tal y como aspiró su autor, quiso alcanzar la comprensión de todos desde la copla plena de gracia popular en algunos de sus segmentos Mientras en otros hicieron presencia los cuartetos octosílabos aconsonantados. Aunque en Los héroes desborda con magnificencia de preciosas muestras de octosílabos blancos magistralmente elaborados.
La elección de ese último tema y La niña de Guatemala, están colocados en la máxima altura de la obra desde  ambas  radiografías por la eficacia nada fugaz de la maestría del artista. Alcanzó la excelencia de las armas hermosas del poeta, tanto como sabio cantor de lo popular como alter ego de una verdadera hazaña de la elegancia. Esa que cautiva y conduce a su lectura una y otra vez como si pudiéramos a través de ellos penetrar en lo raigal que movió su vida por siempre como el cenit de su constante sol como estrella polar.
Los versos XLV  han recibido el nombre popular de Los héroes dónde se puede apreciar como conquista que el Maestro logró traspasar el nivel de lo simbólico hasta la altura de lo sublime. Esa impresión la logra con su conversación con aquellas adoradas figuras de mármol a las que se abraza el poeta en medio de la solemne grandiosidad.

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