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Las Toxinas. Toxinas animales. IV Parte. Los artrópodos

6 de septiembre de 2013

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Artrópodos. En los artrópodos, especialmente dentro de los arácnidos y miriápodos, es donde se presenta un mayor número de especies venenosas y con un elevado grado de toxicidad.

Entre las arañas, se hallan varias especies del género Latrodectus como L. mactans y L, malmignatus. El genero Latrodectus contiene 31 especies reconocidas de arañas venenosas, siendo la mas popular la llamada Viuda Negra americana, Latrodectus mactans. El veneno de la hembra de este arácnido paraliza el sistema nervioso central y produce dolores musculares intensos. Uno de los efectos colaterales del veneno es la producción de prolongadas erecciones en los pacientes varones. Su mordedura en humanos genera un efecto sistémico conocido como “latrodectismo” o “aracnoidismo sistémico”, causando en algunos casos la muerte en los adultos o en niños (El Instituto de Biotecnología de la UNAM (Morelos) desarrolló en 1998, y salio al mercado a finales del 2000, un antídoto llamado Aracmyn que neutraliza el veneno en 15 minutos). El veneno de estas arañas induce contracción de músculo liso de mamíferos, y se postula como posible mecanismo la liberación de mediadores adrenérgicos y colinérgicos. El veneno contiene neurotoxinas que inducen esta actividad contráctil.
Otra araña, Atrax robustus originaria de Australia, es muy agresiva.  El veneno de Atrax contiene un gran número de toxinas diferentes, englobadas bajo el nombre de atracotoxinas (ACTX). La ACTX opera abriendo canales de sodio. Son neurotoxinas presinápticas que mediante la apertura de estos canales producen la activación espontánea y repetida en neuronas del sistema motor y autónomo. La mordedura es inicialmente muy dolorosa debido al pH ácido del veneno y el tamaño de los colmillos que penetran en la piel. Los efectos locales producen hormigueo alrededor de la boca, contracciones involuntarias de los músculos faciales, náuseas, los individuos picados sufre rápidamente desorientación y coma asociados con hipertensión, acidosis metabólica, dilatación de las pupilas, contracciones musculares involuntarias y edema pulmonar.1 La muerte puede acontecer como resultado de la hipotensión progresiva o por un aumento de la presión intracraneal a causa del edema cerebral. La aparición del envenenamiento severo es rápida. En un estudio el tiempo medio del inicio del envenenamiento fue de 28 minutos. La muerte puede ocurrir entre 15 minutos (en el caso de un niño pequeño) y 3 días después de la mordedura. A pesar de ser extremadamente tóxico en primates, el veneno es relativamente inocuo en otros animales, incluidos perros, gatos, caballos, conejillos de indias, aves y sapos. La principal forma de tratamiento se basa en el antídoto o antiveneno. Este fue desarrollado en 1981 en Melbourne y desde su introducción no se han registrado casos mortales.
La arañas errantes brasileñas (Phoneutria spp.) conocidas como las “arañas del plátano o arañas bananeras”, son originarias de Sudamérica. Son altamente agresivas y producen un veneno cuyo componente neurotóxico es tan potente que con solo 0.006 mg. puede matar a un ratón. La toxicidad de su veneno, la convierte en una de las arañas más peligrosa del mundo. Su veneno contiene una potente neurotoxina, conocida como PhTx3, la cual actúa como un bloqueador de canales de calcio que inhiben la liberación de glutamato, la captación de calcio y la captación de glutamato en las sinapsis. En concentraciones letales, esta neurotoxina causa pérdida del control muscular y dificultad respiratoria, lo que conduce a una parálisis y eventualmente asfixia. Adicionalmente, el veneno causa intenso dolor e inflamación. También puede causar priapismo en humanos. La erección es dolorosa, puede durar varias horas y complicarse con la pérdida de la función sexual. Un componente del veneno (Tx2-6) se encuentra bajo investigación por el uso potencial para el tratamiento de la disfunción eréctil.
Loxosceles, un género de arañas que agrupa a más de 100 especies descritas en muchos países de Europa, África, Oceanía, Asia, Norte América y Sudamérica. Las especies más importantes del género son L. gaucho, L. intermedia, L. laeta, L. deserta y L. reclusa de acuerdo a su distribución geográfica y el número de mordidas notificadas con lesiones considerables y grado de letalidad. Muchos consideran a estas arañas como  las más peligrosas del mundo, su mordedura produce frecuentemente reacciones sistémicas severas, incluso la muerte. L. reclusa (o violinista) es la más conocida y la de mayor causa de envenenamiento en el continente Americano por la gran cantidad de casos que se presentan.  Su mordedura no causa dolor en las primeras horas, el veneno actúa lentamente y produce lesiones en la piel, con inflamación y necrosis. El cuadro anafiláctico producido por el veneno se llama loxoscelismo. Su acción es esencialmente proteolítica y necrolítica (disuelve poderosamente los tejidos). Contiene poderosas enzimas proteolíticas que destruyen todo lo que tenga proteínas, siendo 10 veces más poderoso su efecto que la quemadura con ácido sulfúrico ya que el veneno tiene alto poder de penetración. El inóculo del veneno no genera ningún tipo de inmunidad, de manera que una segunda mordida puede ser fatal, originando un shock o cuadro de alergia anafiláctica mortal.

Entre los escorpiones se halla el “escorpión de cola gorda”, Androctonus australis. Es muy peligroso y agresivo, con un veneno altamente neurotóxico.  Se le atribuyen numerosas muertes en países del Oriente Medio y África del Norte, los niños y los ancianos están en mayor riesgo.
Escorpion dorado llamado “muerte acechante”, Leiurus quinquestriatus. Este escorpión está considerado el más venenoso del mundo, Habita en los desiertos del norte de África y Oriente Próximo. Su veneno  posee una poderosa neurotoxina. Su picada provoca un intenso y horrible dolor insoportable en la zona de la picadura, seguido de fiebre, convulsiones, nauseas, parálisis, estado de coma y finalmente la muerte. Es el responsable de varias muertes todos los años.

 

Escorpión amarillo brasileño, Tityus serrulatus. Se considera al escorpión más peligroso de América del Sur y responsable de la mayoría de los casos fatales. Su veneno incluye alfa  y beta neurotoxinas, hialuronidasa, proteasas y otros péptidos. Su picada ocasiona síntomas son severos, y el 5% de los pacientes estudiados presentan afectación sistémica.

 

Androctonus crassicauda, “Escorpión negro”. Se encuentra en regiones semiáridas y áridas de norte de África y Oriente Medio. Su veneno contiene neurotoxinas que lo hacen muy potente. Es responsable de varias muertes de seres humanos cada año.

 

El alacrán de Morelos (Centruroides limpidus),  ocupa el séptimo lugar entre los alacranes más venenosos del mundo y el tercero más venenoso de México. Hay 100 especies de alacranes mexicanos, de los que solo seis especies son peligrosas. Todos del género Centruroides: Centruroides noxius de Nayarit; Centruroides suffusus de Durango; Centruroides tecomanus de Colima (éstos dos últimos comparten el 3er lugar en toxicidad). El 50% de los accidentes en todo México son ocasionados por el C. limpidus.
Rhopalurus junceus, “escorpión colorao”, endémico de Cuba. No es un escorpión altamente venenoso y no se reportan muertes ocasionadas por él. Sin embargo luego de 15 años de rigurosos y exhaustivos experimentos, se demostró que, en efecto, el veneno de este alacrán tiene, fuera de toda duda, efectos analgésicos (alivio del dolor), efectos antitumorales (frena e inhibe el crecimiento de tumores cancerígenos), efectos antinflamatorios y antimetastásicos (corta la irrigación sanguínea del tumor y de esa manera impide la expansión y reproducción de las células cancerígenas fuera del órgano de origen). Con su veneno se prepara una fórmula derivada coadyuvante en el  tratamiento del cáncer (VIDATOX), que contribuye a mejorar hasta en 85 % la calidad de vida de los afectados por la enfermedad. Este medicamento natural reúne características notables: su toxicidad está por debajo de los parámetros admitidos mundialmente; no se contrapone con el empleo de tratamientos convencionales, y en general sus efectos secundarios son casi inexistentes.

Entre los quilópodos (ciempiés) sobresale  Scolopendra spp.  El veneno de las especies que forman el género contiene compuestos tales como la serotonina, una fosfolipasa A (hemolítica), una proteína cardiotóxica y una sustancia citolisina. Sus mordeduras son muy dolorosas, pero raramente mortales en los seres humanos. Más allá del dolor inicial causado por un ataque, los posibles efectos secundarios incluyen inflamación severa, escalofríos, fiebre y debilidad.

 

A diferencia de los ciempiés, los diplópodos (milpies) carecen de aparato inoculador de veneno, pero, sin embargo poseen una hilera de glándulas en los costados que segregan sustancias químicas pestilentes e irritantes cuando son molestados, que pueden producir erupciones en la piel. No pican, sólo liberan pequeñas cantidades de cianuro, pero apenas la centésima parte como para matar a un humano, son fáciles de manipular y al contacto con este químico a las personas más sensibles, se les enrojece e irrita la piel.
En los insectos es poco frecuente la secreción de veneno, pero en cambio es abundante la producción de secrecciones ácidas e irritantes.
Los himenópteros son el único grupo que presenta algunas especies con glándulas venenosas, justamente con dispositivos de inoculación; son ejemplos de ellas la abeja. La apitoxina es el veneno secretado por las obreras de varias especies de abejas. La apitoxina no es una sustancia simple, sino una mezcla relativamente compleja. Aunque los efectos suelen atribuirse a la acidez del compuesto. Hay dos glándulas implicadas en la secreción del veneno. Una de estas secreciones es ácida. No obstante, la más activa de ellas aparece como un líquido fuertemente alcalino formado por una mezcla de proteínas, principalmente el polipéptido citotóxico melitina.  La apitoxina se emplea a veces medicinalmente —en la llamada apiterapia o apitoxoterapia—, como tratamiento complementario o alternativo, para el alivio sintomático del reumatismo y otras afecciones articulares, por las pretendidas propiedades antiinflamatorias del péptido 401. También tiene apamina (neurotoxina), adolapina (un analgésico), fosfolipasa (una enzima que destruye la membrana celular atacando los fosfolípidos que la componen, inactiva la tromboquinasa e inhibe la fosforilación oxidativa); hialuronidasa (un vasodilatador y hemolítico, que ayuda en la dispersión del veneno), histamina; dopamina y noradrenalina.
Lo último contra las toxinas. Nanotecnólogos estadounidenses crearon una “nanoesponja” capaz de absorber la secreción de las bacterias y el veneno de serpientes y de insectos, según la revista científica Nature Nanotechnology. “Es un método totalmente nuevo para extraer toxinas del torrente sanguíneo. No es un antídoto para venenos específicos, sino una plataforma capaz de neutralizar diferentes tipos de toxinas, incluida la secreción de Staphylococcus aureus y otras bacterias resistentes a los antibióticos. El equipo de investigadores creó un método universal para proteger el organismo de la intoxicación por venenos de bacterias y animales mediante un sistema de camuflaje que permite a las nanopartículas eludir la reacción del sistema inmunitario. Según los científicos, las nanopartículas no pueden permanecer en la sangre durante mucho tiempo porque el sistema inmunitario las considera extrañas y las elimina inmediatamente. Los nanotecnólogos resolvieron este problema creando para las nanopartículas una cobertura compuesta por una membrana celular de eritrocitos. La cobertura protege a las nanopartículas de los leucocitos y mejora su capacidad de absorber las moléculas del veneno que intentan destruir los eritrocitos. La nanoesponja fue probada en ratones a los que se les inyectó Staphylococcus aureus. Las nanopartículas permanecieron más de 40 horas en la sangre de los ratones y absorbieron la mayor parte de las toxinas. Después de desintegrarse las partículas, la nanocobertura fue transferida al hígado, donde las toxinas fueron neutralizadas. Actualmente científicos planean aplicar la nueva técnica en pruebas clínicas.
Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla

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