Las sanguijuelas
15 de diciembre de 2017
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Un grupo muy conocido de animales lo constituyen las lombrices de tierra, éstas junto a los gusanos de fuego, los poliquetos tubícolas y las sanguijuelas forman un numerosísimo grupo animal de más de 12 000 especies: los anélidos. Hoy nos vamos a detener en las sanguijuelas. Son las menos populares, las de peor fama, las más repulsivas para el ser humano. Sin embargo, no siempre ha sido así, en el siglo xix y principios del xx, ellas alcanzaron una gran fama mundial, pues eran utilizadas por los médicos para hacer sangrías a los pacientes aquejados de diferentes enfermedades. Los médicos aprovecharon la capacidad que tienen estos animales de fijarse temporalmente a diferentes vertebrados para alimentarse de su sangre impidiendo la coagulación de esta mediante una sustancia llamada hirudina contenida en su saliva. Se sabe que en el año 1846, en los hospitales de Rusia se utilizaron 25 millones de ejemplares. En 1863, en Paris y Londres se usaron seis y siete millones respectivamente.
Hay descritas en el mundo unas 500 especies y aunque el vulgo las considera en su totalidad como especies chupadoras de sangre existe un gran número de ellas que no son ectoparásitas.
Son básicamente de agua dulce donde prefieren las aguas someras de ríos lentos, lagunas y lagos, pero también han invadido la tierra y se han trasladado al mar.
En ambientes muy contaminados con materia orgánica se ocultan bajo las rocas y su número de eleva sorprendentemente hasta cifras de 10 000 ind/m2.
Son de pequeño tamaño, entre uno y cinco cm, sin embargo, la “sanguijuela medicinal” alcanza los 12 cm de longitud, y hay una especie gigante que vive en el Amazonas que llega a medir hasta 30 cm.
Cuando ocurre un largo período de sequía, ellas pueden estivar, y entonces se entierran en el lodo donde pueden sobrevivir a una pérdida de hasta 90 % de su peso durante la deshidratación.
Las sanguijuelas hematófagas se alimentan pocas veces, pero cuando lo hacen, pueden consumir una enorme cantidad de sangre, a veces hasta 10 veces su propio peso. Tras la ingestión se elimina el agua de la sangre y comienza la digestión que es muy lenta, a veces semanas y meses. Las sanguijuelas medicinales pueden estar sin alimento durante un año o año y medio, emplean 200 días para realizar la digestión, por lo tanto solo necesitan un par de comidas al año para crecer.
Se ha comprobado que son capaces de nadar hacia una persona sumergida en el agua, pues son atraídas por las secreciones corporales y las temperaturas elevadas, además de detectar las ondas generadas por un posible hospedero.
Las sanguijuelas que no son ectoparásitas se alimentan de invertebrados como gusanos, caracoles, y larvas de insectos, por lo que pueden incluir en su dieta especies indeseables para el ser humano.
No podemos olvidar que todas las especies tienen derecho a existir independientemente de que sean útiles o no para nosotros.
Recordemos que… “la naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla”.
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