Las habilidades para ser jefe
30 de enero de 2015
|Conozco un ingeniero que está en esa maravillosa edad de mediados de la treintena, donde convergen de manera muy armónica la juventud y una experiencia acumulada que no es nada desdeñable y me decía hace unos días con mucha lógica y conocimiento de causa, que el presidente de su corporación era un buen administrador, pero un mal jefe, y sabiendo que mi interlocutor no conoce sobre inteligencia emocional, me sentí atraída a indagar a que se refería y me contestó que ese directivo está preparado técnicamente y además sabe organizar el trabajo, hacer planes de trabajo de forma muy eficiente, pero que no se interesa en lo más mínimo por los trabajadores como seres humanos, ni si se sentían bien, que se molesta cuando algún trabajador se ausenta por asuntos personales, por enfermedad, o sea que era un…pero no voy poner el calificativo que le dio porque es muy duro y no voy a escribir malas palabras, pero ustedes entienden. Continuó explicando que lo que lo salva es que tiene un director general que es una excelente persona que suple esa insensibilidad porque “es muy humano y buena persona y sabe cómo tratar a los trabajadores”, pero este director acababa de tener un infarto por lo que parecía que no seguiría en ese puesto, por lo que los trabajadores -que son bastantes- andan alarmados pensando que tienen que lidiar solo con el presidente a quien “le interesa muy poco o nada si se te muere la madre o te partes una pierna” terminó de contarme este joven y de manera textual se los transmito a ustedes. Hasta aquí la historia que me parece muy interesante, porque me permite compartir con ustedes un tema muy actual sobre las habilidades directivas, o sea, lo que en el mundo empresarial actual se necesita para ser capaz de dirigir con eficiencia, y este ingeniero, con sus propias palabras lo dijo claramente, y yo lo voy a definir y explicar a partir de la ciencia y de lo que las investigaciones sobre inteligencia emocional aportan al respecto. Para ser un ejecutivo exitoso, o sea, para hacer bien su trabajo y que funcione correctamente la empresa, departamento, en fin, el equipo de trabajo que se dirige y los objetivos se alcancen es necesario tener tres tipos de habilidades o destrezas directivas; la técnica que es la que se refiere a los conocimientos teóricos y las habilidades prácticas de la profesión que lo capacitan para efectuar lo que se denomina como “mecánica de trabajo”. La segunda destreza que es la conceptual, entendida como la capacidad para coordinar, organizar, distribuir e integrar todos los elementos, metas y objetivos de interés para la organización. Por la narración del ingeniero, el presidente de esa organización sin dudas posee estas dos destrezas, y es a lo que él le llama ser un buen administrador. ¿Cuál le falta para ser un buen jefe? Pues adolece de la tercera destreza que es la humana, descrita como la capacidad para trabajar con otras personas, ya sea de forma individual como grupal, entenderlos y motivarlos, o sea, tener un buen desarrollo de la inteligencia emocional, que como ya he dicho anteriormente es la inteligencia necesaria que debe acompañar al resto de las inteligencias que poseemos porque es la que la potencia y logra que las personas tengamos éxito o fracasemos. Este directivo logra que la organización funcione porque su director general es quien complementa el lado humano que le falta a él, y de esta manera el funcionamiento de la corporación es bueno. Y miren que importante es esto de las destrezas humanas, que un profesional que no se dedica a los estudios de las emociones como es el ingeniero que me hace la historia, es capaz de describir, con sus propias palabras, las habilidades o destrezas directivas necesarias para que un jefe sepa dirigir eficientemente un equipo laboral, ya sea grande o pequeño, y lógicamente, su preocupación, porque quien aportaba el clima cálido, humano, o sea, el cohesionador ya no seguiría siéndolo más. Que dicho sea de paso, habría que ver si tolerar a un jefe de esas características habrá sido uno de los factores de riesgo para el ataque cardiaco que sufrió. No soy adivina, así que no puedo anticipar que pasará en esa organización, pero no es necesario ni las barajas, ni la bola de cristal para predecir que el funcionamiento se verá fuertemente afectado, ya sea por la no obtención de las metas, por bajar la calidad de los resultados, por aparecer un ambiente nocivo entre los trabajadores por ausencia de un aglutinador, la competencia desgarradora y perjudicial e incluso por el éxodo de trabajadores si es que ese directivo sigue en el cargo o no se busca otro director general, similar al anterior y candidato a otro infarto.
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