La “tortuga caimán”, Macrochelystemminckii

13 de marzo de 2015

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Josefina Cao López

La “tortuga caimán”, también llamada “tortuga dinosaurio”, es la tortuga de agua dulce más grande del mundo. Su aspecto nos remite a tiempos prehistóricos  cuando abundaban los grandes reptiles. Posee un caparazón muy duro, grueso, escamoso, con fuertes proyecciones como crestas. La cabeza es muy grande y pesada, con fuertes y grandes mandíbulas; ojos grandes de color amarillo en los alrededores lo que rompe el esquema visual y mantiene a la tortuga camuflada.Los machos pesan entre 80 y 100 kilogramos, mientras que las hembras alrededor de 23 Kg. Son muy longevas, alcanzan edades entre 50 y 100 años.
Distribución. Se encuentran en muchos lugares de todo Estados Unidos,  las zonas más comunes son Georgia, Florida, Oklahoma, Carolina del Sur, Kentucky, Missouri y Texas. También se sabe que viven en Asia y Europa, pero esto se debe a que han sido transportadas por los seres humanos para su comercio como mascotas exóticas.
Comportamiento. Normalmente no son agresivas, pero pueden morder si sienten miedo, entonces las potentes mandíbulas pueden presionar rápidamente. Esto sirve de advertencia a los humanos que las manipulan. Pasan la mayor parte de su vida en el agua, donde pueden permanecer sumergidos durante 40 a 50 minutos antes de salir a la superficie para tomar aire. Sólo caminan hacia la tierra las hembras en época de anidamiento. El apareamiento ocurre cuando han alcanzado los 12 años de edad aproximadamente, y es en primavera el momento más propicio para ello. Dos meses después, la hembra cava un nido en la orilla para poner sus huevos, que oscilan entre 10 y 50 cada vez. Los huevos eclosionan a los  100 – 140 días de puestos y la temperatura determinará si emergerán hembras o machos. Las temperaturas más cálidas darán lugar a machos, y viceversa.  Los jóvenes salen de los huevos e instintivamente van al agua, pero, lamentablemente, menos de la mitad sobrevive a los primeros meses de vida debido a los múltiples depredadores.
Alimentación. Son carnívoros y carroñeros, pero los peces constituyen la mayor parte de la dieta de estas tortugas. Emplean una técnica muy curiosa para cazar, su lengua es una pieza carnosa de color rojo brillante y tiene forma de un gusano  que actúa como señuelo. Las tortugas se quedan inmóviles, proyectan  esta lengua y la mueven sobre el fondo del río o la laguna, estos movimientos atraen peces y ranas, que son cazados incautamente.
A pesar del temible aspecto de estas tortugas, ellas se enfrentan a innumerables amenazas, la mayoría provocadas por los humanos, como es la desaparición de su hábitat o el dragado de los ríos. La reducción de las poblaciones de estas tortugas comenzó en los años 70 y 80, con la comercialización de su carne y, además, eran utilizadas para sopas por algunas compañías como Industrias Campbell. Mucho daño también ha hecho su venta como mascotas exóticas. La captura no regulada y la pérdida de su hábitat, son los factores que más han influido para que estén, en estos momentos, consideradas como una especie amenazada.
Curiosidad. Según un nuevo estudio, la tortuga caimán, es en realidad ¡tres especies distintas! Un equipo de científicos examinó los genes y las formas de las tortugas actuales y de algunos fósiles, y descubrieron que además de la especie original, Macrochelys temminckii, existen otras dos:Macrochelys suwannensis y Macrochelys apalachicolae, llamadas así por los ríos de los que provienen, el Suwannee y el Apalachicola.
Los investigadores atraparon  tortugas de los ríos del golfo de México, recogieron muestras de sangre de sus colas para comparar su ADN, el cual reveló diferencias significativas. Midieron también los cráneos y caparazones de los animales, los que también mostraron variaciones entre diferentes  ejemplares. Así, el ADN y las pruebas físicas, junto con el análisis de fósiles de más de 16 millones de años, confirmaron que las tortugas pertenecían a especies diferentes. El equipo calcula que las tortugas del río Suwannee divergieron de otras especies hace casi diez millones de años, mientras que Macrochelys temminickii y las del río Apalachicola compartieron un ancestro común hace casi seis millones de años, antes de que sus características genéticas divergieran.
Aseguran los expertos que esta nueva clasificación significa que cada especie es aún más vulnerable de lo que se creía. Pues la pérdida de una única población de un río podría significar la pérdida de toda una especie.

 
Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.